El hallazgo forma parte de un proyecto de
excavación llevado a cabo por el profesor de la Universidad
de Bournemouth (Inglaterra), Tim Darvill, y el ex director
de Arqueología del Patrimonio de Inglaterra, Geoff Wainwright.
Durante siglos, los expertos se han maravillado ante la
construcción de Stonehenge, pero hasta ahora no se sabía con
certeza, para qué se construyó.
Algunos estudiosos
creen que el monumento fue un santuario para idolatrar a los
antepasados o un calendario que marcaba los solsticios. Sin
embargo, los profesores Darvill y Wainwright aseguran tener
evidencia de que Stonehenge fue un centro curativo. Los
análisis de minerales indican que el círculo original de
grandes bloques de piedra arenisca fue transportado al sitio
desde el sur de Gales, a una distancia aproximada de 240
kilómetros.
LOS PODERES DE LAS PIEDRAS
Esa
extraordinaria hazaña, dicen los investigadores, sugiere que
los pobladores creían que las piedras tenían poderes
especiales. Por eso creen que Stonehenge fue una especie de
«Lourdes neolítico», adonde los enfermos y heridos viajaban
desde lejos para ser curados por los poderes de las piedras.
Según los arqueólogos, un número «anormal» de cadáveres
encontrados en tumbas cerca del monumento muestran signos de
heridas físicas y enfermedades graves.
Además, los
análisis de dientes recuperados de las tumbas muestran que la
mitad de los cadáveres eran personas que no eran originarias
de la zona. «Stonehenge no sólo atraía a las personas
enfermas, sino también a personas capaces de curar a esos
enfermos», afirma el profesor Darvill. «Por lo tanto,
Stonehenge se volvió la sala de emergencias del sur de
Inglaterra. Sin embargo, sin un análisis preciso de datación
por carbono 14 ha sido difícil poder confirmar ésta u otras
teorías hasta ahora. Lo que se pensaba, hasta ahora, es que la
fecha del origen del primer círculo de piedras fue entre el
2.600 y 2.400 a.C.
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