Ramales
de la Victoria: Cueva de Covalanas
Todas las mañanas me siento delante del ordenador
para conocer los titulares del día en los diarios digitales, nada nuevo:
Políticos corruptos, anchoas para el Papa...
Pero esta vez una noticia me sacude fuerte: Próxima construcción de un
local para los guías junto a la boca de la cueva Covalanas
en Ramales de la Victoria.
Aún no me había recuperado de las arcadas que me
produjo ver "el acondicionamiento" de la cueva Cullalvera
también en Ramales, en la que metieron una carretera de hormigón 100 metros dentro de
la cueva, y me tropiezo con esta nueva iniciativa que me ha provocado el
vómito sin remedio... Que mala suerte.
Parece que el comité
de sabios compuesto por el Sr. Lopez Marcano (Consejero de
Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Cantabria), el Sr. Julian
Fuentecilla (Presidente de la Mancomunidad de Municipios del Alto Asón) y el
Sr. Jose Domingo
San Emeterio (Alcalde de Ramales de la Victoria) se pusieron de acuerdo para
desfigurar el poco patrimonio cultural que le queda a Ramales de la Victoria,
comido como muchos otros pueblos por el hormigón y la desgana de tontos y
tontas del culo y la cula, respectivamente claro.
Nunca tuve buena opinión de la clase política, y no
por iniciativa propia, sino por los esfuerzos que hacen para que así sea.
Le ponen empeño los muy... Pero esta vez se me han irritado las pelotas.
Desde niño he correteado por los montes de Ramales,
entre ellos el Pando, al pie del cual se encuentra la cueva de Covalanas, y
desde aquellos años no he dejado de sentir un halo de complicidad con los
hombres que hace 20.000 años habitaron estos lares.
Subir por el camino de la cueva de Covalanas suponía hacer un viaje muy
largo, hasta un momento particular de la historia de un pueblo y de los que
allí existieron. Suponía dejar volar la imaginación y verse envuelto en
pieles de ciervo, pedernal en mano.
Digo suponía porque ahora la rabia no me deja apenas
razonar una respuesta al destrozo y la devastación que politicuchos de tres
al cuarto han hecho en la cueva, construyendo en uno de sus abrigos un
"barco varado en el tiempo".
¿Tiempo? Tiempo el que voy a estar mentado a la madre que les ha parido por
robar la magia de un lugar privilegiado levantando una oficina de hormigón de
35 metros
cuadrados para que los guías caguen de lunes a domingo. Por hacer y deshacer
a su antojo en un lugar que en cualquier otra parte del mundo
estaría protegido contra personajillos analfabetos. Y todo arreglado por
tramitación urgente y negociado sin publicidad por el no despreciable precio
de casi 12 millones de pesetas. Tócate el higo, Catalina.
A pesar de eso, decir que los guías de la cueva no
necesitan un lugar donde ofrecer digna información a los visitantes o un
lavabo como dios manda no es tampoco de justicia, pero no en la misma entrada
de la cueva. Eso
no se le ocurre ni al mayor de los tarados del reino, ¿eh, Sr. Marcano?
Para ustedes ser Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO ha supuesto destruir un entorno, arrancar de raíz las señas de
identidad de un pueblo y dejar lisiada de por vida la historia de sus gentes.
Eso es lo que han hecho. Y lo que es peor, eso es lo que seguirán haciendo.
Que mala suerte...
Jose Manuel Arce