Riqueza
cultural mexicana es robada por escasa seguridad
El Universal, 23-Agosto-2010
UNESCO: En robo, “México sólo se compara
con países en conflictos bélicos como Irak, Camboya, Afganistán y
Colombia...” Era por la adrenalina, la sensación de ser el
primero en penetrar tumbas indígenas y ver esos “monitos”
resguardar huesos sin olor. Aunque el saqueo era por el dinero, por la
necesidad de alimentar a sus nueve hijos cuando Ramón Gómez Maldonado ya había
intentado casi todo para sobrevivir: jornalero en Sinaloa, Sonora, California y
Arizona, deportado a ratos en Tijuana, obrero en Guadalajara. A Ramón le tocó una época dorada de los
descubrimientos arqueológicos en México, pero de eso no sabe, sólo recuerda que
por una pieza, en la década de los 50, le daban mil pesos. Todas tenían su
precio y sus clientes, que iban hasta su casa en el pueblo de Santa Rosalía o a
Magdalena, en Jalisco. “Ahora esas piezas son muy valiosas, de 50 mil o
100 mil pesos. Había de muchas, había unas como de guerreros, grandes; todos
esos monos que tenían lanzas valían muchos centavos, a nosotros nos pagaban por
mitad, los que hacían negocio eran los que venían por ellas”. Antes de que llegaran los primeros arqueólogos
a la zona, él encontró desde vasijas de barro pintadas y puntas de flecha de
obsidiana, hasta figuras de indígenas de medio metro. “Había muchos pozos
con monos”, es la manera en que Ramón explica el naciente auge del saqueo
de las “tumbas de tiro” (túnel de cuatro a seis metros que conduce
a dos cámaras labradas bajo tierra; son parte de la “tradición
Teuchitlán”, que data de 300 a 400 años d.C.). A sus 81 años de edad, Gómez Maldonado
prefiere dejar la actividad a los jóvenes; hace un año todavía acompañó a un
grupo, pero la experiencia ya no es como antes, como cuando sacaban de hasta 30
piezas por excavación. El Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH) no dio respuesta oficial sobre el tema; especialistas
nacionales e internacionales coinciden en que México es uno de los países con
mayor saqueo de bienes culturales y su región occidente una de las más
afectadas por ello en América Latina. De los 42 mil 991 sitios arqueológicos
registrados por el INAH a junio de este año, se considera que 40% de ellos han
sufrido saqueos, según Blanca Paredes, investigadora de la Dirección de
Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas, quien comparte
estadísticas personales a falta de cifras oficiales. Con base en el seguimiento
de noticias y casos denunciados, la arqueóloga calcula que se presentan de 20 a
30 destrucciones de sitios por día. Entre todos los sitios registrados como
lugares de vestigios prehispánicos, sólo 176 en 19 estados de la república son
considerados “zonas arqueológicas” abiertas al público. Para el director de la División de Objetos
Culturales y de Patrimonio Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Edouard Planche, la
situación de alto saqueo en México sólo se compara con países en conflictos
bélicos como Irak, Camboya, Afganistán y Colombia, o con Guatemala. La arqueóloga de la Universidad Estatal de
Nueva York, Elizabeth Stone, que ha estudiado el saqueo en Irak, compara el
peligro de robo de los bienes culturales mexicanos con lo que ocurrió en aquel
país en guerra; además, se lamenta: “El saqueo es un problema de los
países pobres, que son los que tienen mayor riqueza arqueológica. La gente rica
en el Occidente compra y no le importa de dónde vienen las piezas; nadie piensa
que es ilegal, arrestan a muy pocos, hay la complicidad de académicos en
algunas ocasiones, que van con donadores ricos en lugar de llevar la pieza al
museo”. En los pueblos de la región occidente del país
se sale a los campos no sólo a sembrar, sino a buscar monitos, es decir,
figuras antropomorfas de hasta 2 mil años de antigüedad que los habitantes de
la zona excavan a solicitud de intermediarios que a su vez las llevan a
coleccionistas de México y el extranjero. Antes y después de la Ley sobre Monumentos y
Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972 (que, entre otras cosas,
prohíbe el saqueo, posesión sin permiso, comercialización y tráfico de piezas
arqueológicas por considerarse patrimonio nacional), las figuras que los
campesinos saquean de sus tierras y venden a 500, 3 mil o hasta 50 mil pesos
aparecen luego en catálogos de galerías o en páginas de internet de países
donde comercializar bienes muebles arqueológicos no es un delito federal. Si un europeo compra en su país una pieza
prehispánica y el gobierno mexicano quiere reclamarla, éste puede argumentar
que la compró “de buena fe” sin conocer su procedencia ilegal. “Existe una falta de claridad en la
propiedad estatal, en el vínculo que une al Estado con su patrimonio
arqueológico”, considera el abogado Jorge Sánchez Cordera, integrante del
comité de expertos de la Convención de Tráfico Ilícito de Bienes Culturales de
la UNESCO. El catálogo en línea de piezas precolombinas
de la casa de subastas Sotheby’s, con sedes en Londres y Nueva York,
muestra una “mujer de Jalisco sentada” que se vendió en 3 mil 738
dólares, y un “jorobado de Jalisco agachado” en 2 mil 875 dólares,
ambas originarias de la región occidente mexicana y vendidas junto con lotes de
de los estados de Veracruz, Colima, y las regiones maya y olmeca, con precios
de hasta 600 mil dólares por pieza. La galería parisina Binoche Renaud Giquello
—que ya tuvo una denuncia del gobierno mexicano por una subasta de piezas
producto de excavaciones clandestinas realizadas el 14 de junio— exhibe
en su página web una pieza de “actualidad”: una máscara funeraria
teotihuacana en piedra verde a 125 mil euros. Aunque de dudosa autenticidad,
también es fácil observar ofertas de objetos prehispánicos a la venta en
portales de internet como eBay o Mercado Libre, entre otros. “No hay nada especial para internet,
aplicamos la ley con las figuras delictivas que puedan adecuarse... Mucha de
esta comercialización se realiza desde portales del extranjero y resulta muy
complejo; son muchas cuestiones técnicas que no están reguladas en nuestro país
ni en otros”, explica René Salazar Montes, ministerio público y director
de la Unidad Especializada en la Investigación de Delitos contra el Ambiente y
Previstos en Leyes de la PGR. Tan ilícito como el narco El problema es también de desconocimiento. Si
no se sabe qué se tiene, tampoco se puede saber qué se saquea o comercializa
ilegalmente. Para la arqueóloga Blanca Paredes, no basta con declarar zona
arqueológica un lugar si se quiere proteger de saqueo, sino hacer inventarios
de lo que se posee en cada sitio. “Todo el país es una zona
arqueológica... la institución (INAH) no se da abasto. Se habla de que el
saqueo ocupa entre el tercer y cuarto lugar en delitos en el mundo, después del
tráfico de drogas. Mucha gente lo relaciona con quienes se dedican al narco,
porque se toma como otro elemento de poder el vender estos objetos, de obtener
ganancias, pero también cierto prestigio. Estas redes son más fuertes y sólidas
de lo que podemos suponer, pero como institución no nos hemos abocado sobre un
control o una base de datos de lo que está pasando a nivel de denuncias”,
opina Paredes. Esa base de datos de denuncias tampoco está en
la Procuraduría General de la República (PGR). Según René Salazar, no hay
denuncias por saqueo y las denuncias por robo de piezas se realizan en cada
delegación o municipio. No se tiene a nivel federal una lista. La PGR descarta el vínculo del tráfico ilícito
de bienes culturales con el narcotráfico, incluso la existencia misma de
“redes” de saqueadores y comerciantes de piezas arqueológicas, pero
tampoco han descubierto cómo operan exactamente saqueadores y comerciantes,
dice René Salazar Montes. “Si tuviéramos identificadas bien las
formas, tendríamos ya mejores resultados. Lo que nosotros creemos es que se
sacan por aduanas, por carretera o por avión, pero haciéndolas pasar por
artesanías... Si la droga la sacan en grandes cantidades, pues a veces figuras
pequeñas pueden salir ocultas bajo cualquier cobertura”, complementa
Salazar. Para Edouard Planche, de la UNESCO, “el
tráfico de objetos culturales está estrechamente vinculado al tráfico de drogas
y armas, e involucra el mismo tipo de personas y es difícil cuantificar qué tan
grande es y cuánto dinero genera”. Operativo de la PGR Este delito no es nuevo, por más de una década
se ha documentado en la prensa el tráfico ilícito de piezas arqueológicas. A
mediados de los 90, el New York Times publicó un reportaje del periodista
William H. Honan, donde da a conocer el testimonio del traficante Val Edwards,
quien confesó que las piezas precolombinas que llevaba a Estados Unidos por
avión pasaban como artesanías y estuvieron en el catálogo de Sotheby’s
para una subasta en 1994. O casos como el de Leonardo Patterson, quien antes de
ser denunciado llegó a exhibir piezas en Europa que él mismo sacó de México. Este año la PGR recuperó 252 piezas
arqueológicas, aunque 84 eran falsas. No se conoce el total de piezas
traficadas que siguen sin recuperarse ni se pueden ofrecer estadísticas de los
casos resueltos o en proceso. Cada caso puede tardar de meses a años de
investigación, explica el ministerio público René Salazar. Las investigadoras Blanca Paredes y Ana
Garduño coinciden en la falta de inventarios completos sobre el total de
patrimonio cultural que tiene el país en cuanto a piezas arqueológicas; ésta
sería una forma de saber, si no lo que se ha perdido, sí lo que se tiene
actualmente para poder protegerlo mejor. Una de las formas en que una pieza puede buscarse
internacionalmente es a través de la ficha llamada “Object ID”, que
exige la imagen del objeto extraviado, explica Paredes; si no se tienen datos
mínimos como ése, poco se puede hacer para recuperar el patrimonio. En opinión del arqueólogo Phil Weigand, quien
estudia asentamientos prehispánicos en la región de Jalisco desde hace 10 años,
los saqueadores y traficantes han sido beneficiados por un sistema de gobierno
que concentra todo el poder en la capital del país. Aunque Planche considera que el gobierno
mexicano ha sido muy activo al tomar medidas para prevenir el saqueo, para él
los problemas más importantes del país que sufre este problema son la necesidad
de un entrenamiento legal y un marco normativo nacional adaptado a los tratados
internacionales (como los realizados en 1979 y 1995), además de buscar la
sensibilización de la población local y los turistas sobre la necesidad de
proteger el patrimonio cultural como un recurso no renovable. Como una forma de advertir sobre el riesgo en
que están ciertas piezas, el Consejo Internacional de los Museos (ICOM),
publicó en mayo de este año la Lista roja de bienes culturales en peligro de
Centroamérica y México. En ésta se enumeran como objetos en peligro de ser
susceptibles de tráfico ilícito las estelas mayas, máscaras teotihuacanas,
figurillas olmecas, colgantes y placas mayas, además de piezas de arte
colonial. La encargada de proyectos Listas rojas del
ICOM, Marine Mayer, advierte que la acción principal para solucionar el saqueo
y tráfico arqueológico es educar a la población, desde la infancia. Además, el
gobierno federal debe capacitar a los profesionales de la cultura, así como
funcionarios, policía, aduana e incluso correo, ya que este medio es empleado
por los traficantes de piezas. Durante sus investigaciones en Irak, Elizabeth
Stone consideró que lo más importante es atacar la corrupción en cadena:
“Hay que pensar en lo ilegal de esto como pensamos en todo lo demás que
es ilegal, como las drogas”. http://www.vanguardia.com.mx/riquezaculturalmexicanaesrobadaporescasaseguridad-539229.html PAULO ALEXANDRE MONTEIRO *** ******* This message contains information which may be confidential and privileged. Unless you are the addressee (or authorized to receive for the addressee), you may not use, copy or disclose to anyone the message or any information contained in the message. If you have received the message in error, please advise the sender by reply e-mail and delete the message. |
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