Ciencia | 28/03/2012 - 17:52h
Ocho fósiles de un pie derecho descubiertos en sedimentos de 3,4 millones de años de antigüedad en Etiopía demuestran que los Australopithecus afarensis, la especie de Lucy,
no eran los únicos homínidos que vivieron en la región en aquella
época. Los huesos del pie de Burtele, que se presentan este miércoles en
la revista Nature, corresponden a un homínido que se movía con
soltura sobre los árboles, pero que era capaz de caminar erguido cuando
bajaba al suelo.
El descubrimiento es importante por dos
motivos, según Yohannes Haile-Selassie, paleontólogo de la Universidad
Case Western Reserve de Cleveland (EE.UU.) y primer autor de la
investigación. Por un lado, porque “aporta información relevante sobre
la anatomía del pie en los ancestros humanos”, según declaró el martes
en una rueda de prensa telefónica. Por otro, porque “demuestra por
primera vez de manera concluyente que la especie de Lucy no estaba sola”
sino que convivía con otras especies de homínidos, una cuestión que ha
sido motivo de debate científico desde hace más de 30 años.
El
pie descubierto ahora refuerza la hipótesis de que los Australopithecus
afarensis, que vivieron en el este de África hace entre tres y cuatro
millones de años, fueron ancestros directos del género humano, según
Haile-Selassie. “Hay aún muchas incógnitas sobre la relación entre los
australopitecos y los humanos”, advierte Salvador Moyà, director del
Institut Català de Paleontologia. Pero, según la hipótesis que defiende
Haile-Selassie, los primeros humanos eran descendientes de los
Australopithecus garhi, que posiblemente ya fabricaban herramientas de
piedra rudimentarias hace 2,5 millones de años. Y los Australopithecus
garhi, a su vez, eran descendientes de los afarensis, la especie de
Lucy.
El pie de los afarensis, en cualquier caso, se parecía más
al nuestro que el pie descubierto ahora en Etiopía. Los ocho fósiles
presentados en Nature presentan una curiosa combinación de
caracteres adaptados a la vida en los árboles y a la vida en el suelo.
El primer dedo, más similar a nuestro pulgar de la mano que a nuestro
dedo gordo del pie, es arborícola. En lugar de estar alineado con los
otros dedos, está en posición oblicua, lo cual es ideal para agarrarse
de las ramas pero no para caminar o correr.
En cambio, la
articulación entre los metatarsianos y las falanges –allí donde los
dedos se unen a la planta del pie– permite una hiperflexión. Es lo mismo
que hacemos nosotros al final de cada paso o al ponernos de puntillas,
cuando los dedos pueden quedar perpendiculares respecto a la planta.
Pero es algo que no se puede hacer con las manos –a menos que uno sea
hiperlaxo–. Así, la articulación entre metatarsianos y falanges del pie
de Burtele es característica de la marcha bípeda.
Pero “es un
pie muy primitivo, no podían recorrer grandes distancias”, declaró Bruce
Latimer, coautor de la investigación, en la rueda de prensa. “Debían
caminar de una manera bastante extraña”.
A su lado, Lucy era
toda una atleta. Las huellas de Laetoli, descubiertas en Tanzania en
1978 y atribuidas a tres Australopithecus afarensis, demuestran que ya
tenían un pie anatómicamente moderno como el nuestro. Lucy ya tenía el
dedo gordo alineado con los otros cuatro dedos del pie, un talón ancho y
estable y un puente bien arqueado para absorber la energía de cada
paso, zancada o salto, características todas ellas que no se aprecian en
el pie de Burtele. “Lucy era totalmente bípeda, no iba a los árboles”,
destacó Latimer.
El pie de Burtele se ha descubierto en una zona
que hoy día es desierta pero que hace 3,4 millones de años tenía una
vegetación tropical. “Los análisis físicos y químicos de los sedimentos
nos indican que era una zona boscosa húmeda y con ríos”, añadió Beverly
Saylor, coautora de la investigación, de la Universidad Case Western
Reserve de Cleveland, al igual que Haile-Selassie y Latimer.
Los
fósiles se han descubierto a pocos kilómetros de donde apareció el
esqueleto de Lucy en 1974. Dado que las dos especies vivieron en la
misma época y en la misma región, los investigadores sugieren que
ocuparon nichos ecológicos distintos. Según esta interpretación, el
homínido de Burtele debió ocupar la periferia de la selva tropical y
explotar los recursos de árboles y arbustos, mientras que los
Australopitecus afarensis se expandieron fuera de la selva gracias al
prodigio biomecánico de sus pies.
El descubrimiento “demuestra
que nuestra evolución no fue un proceso lineal, con un único linaje en
cada momento, sino que fue un proceso más complejo, con varios linajes
conviviendo en una misma época y en una misma región”, destacó
Haile-Selassie.
Por ahora, los investigadores no han atribuido
el pie de Burtele a ninguna especie ni a ningún género. Es demasiado
antiguo para ser humano, ya que el género Homo no aparece hasta un
millón de años más tarde. Y las características de los ocho fósiles
parecen excluir que se trate de un australopiteco. Incluso de una
especie distinta de la de Lucy.
A lo que más se parece el pie de Burtele es al del Ardipithecus ramidus, un homínido de hace 4,4 millones de años también descubierto en Etiopía. Los ocho fósiles podrían corresponder así a un ardipiteco descendiente del ramidus. Pero “aún no tenemos suficiente material para atribuirlo a un género o a una especie”, explicó Haile-Selassie. Y “no se puede decir que sea un ardipiteco solo porque tenga una locomoción similar; podría ser [otro homínido] que hubiera conservado esta adaptación a la locomoción. Esperamos a recuperar más fósiles para comprender mejor qué ocurrió”.
Mensagem anterior por data: [Archport] Bracara Augusta - Necrópole da Antiguidade Tardia? | Próxima mensagem por data: [Archport] Revista «Portugal Romano.com» Ano: I Número 1 Abril (2012) |
Mensagem anterior por assunto: [Archport] Un nuevo libro crítico sobre la universidad española (y notas sobre su pavorosa endogamia) | Próxima mensagem por assunto: [Archport] Un veterano arqueólogo denuncia la ineficaz política contra el mercado clandestino |