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Pelo interesse - ainda que polémico
- que detém este circunstanciado memorando da Profª Alicia Canto, ouso tomar a
liberdade de, transcrevendo-o de Arqueohispania, o dar a conhecer
a quantos se interessam por esta problemática. A quem não interessar, o meu
pedido antecipado de desculpas e a sugestão: apague já!
J. d'E.
-----Original Message-----
From: Alicia Mª Canto <aliciamcanto@yahoo.com> To: arqueohispania@yahoogroups.com <arqueohispania@yahoogroups.com> Date: Sexta-feira, 2 de Abril de 2004 9:38 Subject: [Arqueohispania] Augusto: ¿fundador de Mérida?: A propósito de una exposición Lo
que el día 31 escribió la Dra. Vázquez en la lista de Terraeantiqvae dudando
sobre la ecuación ?Augusto princeps e imperator? me anima del
todo a contestar ahora a otra cuestión que planteó el compañero Josep Rossell
aquí en Arqueohispania hace unos días, acerca de la posible inexactitud de
algunas manifestaciones hechas por la Dª Carmen Gasset (Presidenta de la
Fundación de Estudios Romanos, muy amante de Mérida y muy activa promotora de
iniciativas arqueológicas, como me consta) al presentar la recién inaugurada
exposición emeritense de la que aquí se habla: ?AUGUSTO, FUNDADOR DE EMERITA?.
(http://www.hoy.es/pg040327/prensa/noticias/Merida/200403/27/HOY-LOC-004.html,
Museo Nacional de Arte Romano, del 30 de marzo a mayo de 2004), es decir, si
Augusto era de verdad el fundador de Mérida, lo que demuestra que Josep conoce
el problema subyacente. Me
ha detenido unos días, para comentar en un sentido crítico el enfoque de esta
muestra, la íntima preocupación por si las razones del ámbito personal
deben prevalecer e impedir el deseo ?casi la obligación en mi caso? de puntualizar cuestiones estrictamente
científicas pretendiendo además no ser malinterpretada, ni en el ámbito personal
ni en el profesional. Tras
meditarlo, y sopesada también la amistad que me une hace muchos años con el
director y los conservadores del Museo de Mérida, pero también su probada
liberalidad científica, al final he decidido que sí, que el interés de la
precisión histórica será capaz de disculpar en este caso una intervención
crítica, en atención a las muchas personas que, leyendo la noticia o la
exposición misma, saquen la errónea conclusión de que es algo cierto y probado
que Augusto fue el fundador de una Mérida ?ex novo? en el año 25 a.C.,
como tradicionalmente se ha venido repitiendo (y así aparece, por cierto, en
todas las páginas web sobre Mérida que he consultado) y en lo que esta
exposición insiste, cuando en realidad no es algo seguro. Este verdadero axioma
de la Arqueología y la Historia Antigua hispanas no sólo dista de serlo, sino
que es lo más probable que Mérida, como Caesarea Augusta (obsérvese su
doble nombre) y otras famosas ciudades hispanas, existiera bastantes años antes
de Augusto. Sin ir más lejos, las excavaciones de Zaragoza de los últimos años
cada vez están probando más que, como en el mismo año 1987 (1989-1990) propuse,
tampoco ella fue una colonia augustea 'ex novo', y se van reconociendo
construcciones y materiales de entre 100-25 a.C., lo que hasta hace muy poco se
había rotundamente negado. Curiosamente,
cuando se anunció en el mes de enero esta exposición de Mérida su título
previsto era ?LA IMAGEN DE AUGUSTO? (http://servicios.hoy.es/pg040117/prensa/noticias/Merida/200401/17/HOY-MER-044.html
: ?La primavera traerá a Mérida una muestra dedicada al
fundador de la ciudad, denominada 'La imagen de Augusto', que será organizada
por la Fundación de Estudios Romanos bajo la dirección de José María Luzón,
patrono de la institución y catedrático de
Arqueología clásica de la Universidad Complutense de Madrid...?).
Apenas dos meses después nos la encontramos rebautizada como ?AUGUSTO. FUNDADOR
DE EMERITA?, esto es, poniendo de relieve un interés posterior en recalcar sobre
todo, no la figura del emperador mismo, sino su condición de "fundador", en un
lugar previamente vacío, de Mérida. Alguna
razón (no sé si exclusivamentre científica) habrá para este llamativo cambio,
pero no cabe duda de que, desde los datos existentes, la primera era
históricamente menos arriesgada, salvo que se haya aprovechado la exposición
para exponer y aclarar al visitante y al científico la invalidez de los 18
argumentos que hasta ahora existen ?y he publicado en
diferentes ocasiones? para pensar más bien que Emerita ya existía bastantes o
muchos años antes de que Augusto asentara allí dos veces a nuevos veteranos y le
diera el rango colonial junto con la capitalidad de la nueva provincia de
Lusitania. Aunque no he visto aún la exposición, es muy posible que estos
detalles no se hayan mencionado en ella. Y, bajo estos principios, me voy a
limitar a relacionar aquí asépticamente esos 18 argumentos que a mi juicio po
nen en una duda razonable la fundación de Emerita por Augusto en el 25 a.C., en
atención a los muchos aficionados, alumnos y profesionales que frecuentan esta
Lista, que podrán sacar sus propias conclusiones, y para que no parezca que se
otorga aquello que no se discute. La
evidencia sobre la inexacta traducción que se venía haciendo del fundamental
texto sobre Mérida de Dión Casio (infra, nº 3) (que encontré en 1986
gracias a mi amigo Michael Blech, del DAI, un gran experto en colonización
griega, cuando me prestó el libro recién aparecido de M. Casevitz) me incitó a
moverme y buscar otros indicios que apoyaran la preexistencia de Mérida, y eso
fue lo que hice desde 1986, aunque sabía lo difícil que es en España ir contra
corriente en un asunto indiscutido por ?los maestros?. Y claro que los había,
bastantes hechos anómalos y sin explicar. La mayoría (11) los expuse en 1987
(1989), y otros en otras publicaciones posteriores. Ahora los enumero todos,
divididos en dos grupos: argumentos histórico-epigráficos y argumentos de orden
arqueológico, explicados lo más breve y claramente posible y ordenados según el
peso que les atribuyo (excepto el nº 18, que es de carácter fundamental y cierra
las reflexiones): 1)
EL LUGAR ESTRATÉGICO DE MÉRIDA. Si no un vado propiamente, Mérida está sobre un
paso del Guadiana estratégico desde tiempo inmemorial, con una gran isla central
que facilita el paso del ancho río y permite incluso la celebración de mercados
en ella, eco sin duda de una práctica muy antigua. De hecho, Mérida controla el
eje de una ruta peninsular S-N prerromana tan vieja como la de Sevilla y
Ayamonte hacia Salamanca y León. Añádanse a ello la extraordinaria fertilidad
del lugar y las facilidades para el ganado. Es un lugar, pues, que debió de ser
habitado y transitado comercialmente en diversas épocas anteriores a Roma.
Aunque autores como J.J. Enríquez desde la Prehistoria han asegurado
rotundamente que el lugar estuvo habitado en todas las épocas excepto en la
romana anterior a Augusto (lo que por definición ya resulta extra ño), es lo más
probable que el hábitat vetón correspondiente no haya sido aún localizado. En
1995 (1997) sugerí que puede estar en torno a un posible santuario federal
vetón, bajo la elevada zona de El Calvario, al O. y cerca de la confluencia del
?Ana? con el ?Barraeca?, que casualmente es la zona menos
excavada, estudiada y puesta en valor de toda la ciudad. 2) LA ACTIVIDAD MUNICIPALIZADORA DE JULIO
CÉSAR EN EL ENTORNO DE MÉRIDA. Quizá ya desde su 'praetura' en la
Ulterior (61-60 a.C.), pero con seguridad tras las guerras civiles (45-44 a.C.),
Julio César crea campamentos o refunda diversas ciudades en un amplio radio en
torno a Mérida. Así, todos los municipios de la Beturia Céltica que en su honor
llevan el epíteto de ?Julios?: Seria (Jerez de los Caballeros, BA),
Segida (Burguillos del Cerro, BA), Nertobriga (Fregenal de la
Sierra, BA), Ugultunia (Medina de las Torres y sus otros núcleos, BA) y
Lacimurga (Encinasola, H). Además, al N, al S y al O están al menos las
ciudades de Ebora Liberalitas Iulia (Évora), Pax Iulia (Beja),
Norba Caesarina (c. Cáceres) y ?Praesidium? Iulium
Scallabis (Santarem), siendo claramente estos dos últimos de origen
campamental, por no recordar que también Olisipo (Lisboa) se llamó
?Felicitas Iulia?. Ante tal cantidad de ciudades ?Julias? al sur, al
norte y al oeste de Mérida, ¿es razonable pensar que César, él mismo un gran
estratega, ignorara y olvidara dejar con hábitat y control precisamente el lugar
y paso quizá más privilegiados de todos los citados? 3)
EL TEXTO FUNDAMENTAL DE DIÓN CASIO. Se trata de LIII, 25, 8. Aquí dice Dión
Casio (senador que escribe en griego a comienzos del siglo III d.C.) que, hacia
el año 25 a.C., «...acabada esta guerra (la Cántabra), Augusto licenció a
los más veteranos de sus soldados, y les permitió ?ktísai? una ciudad en
Lusitania y llamarla Augusta Emerita...». Desde siempre y por todo el
mundo, y especialmente desde el [a veces] pernicioso Adolf Schulten en sus
Fontes Hispaniae Antiquae (t. V, 1940, p. 328), se ha traducido este
verbo griego, ?ktísai?, como ?fundar ex novo?. Sin embargo, a
partir de la citada monografía de Michel Casevitz (prestigioso catedrático de
Griego de Lyon) de 1985 sobre el vocabulario de la colonización griega, en la
que me apoyé en 1987 (1989-1990), no se puede ya ignorar que ?ktísai?
había significado eso en los tiempos clásicos de la colonización griega (siglos
IX-V a.C.). Pero que, con el paso de los siglos, pasó a significar ?construir,
edificar?, esto es, una ampliación urbana, una reedificación, una remodelación
significativa en una ciudad que perfectamente puede preexistir; de la misma
manera que el ?ktístes? ya no sería más el ?héroe fundador?, sino ?el
benefactor, el gran evergeta? (hay diversos ejemplos que Casevitz aporta sobre
este hecho, referidos a emperadores y ricos prohombres). Así
que, como escribí en su momento, aplicando esa novedad al texto que tratamos,
había que dejar de ver a Augusto como ?el fundador de Mérida?. Y que es así en
el mismo autor se prueba cuando el propio Dión Casio, al hablar algo más
adelante (LIV, 23, 7) de las colonias fundadas por Augusto en la Península, en
el año 16-15 a.C., dice que ?como en Galia, ?fundó? muchas ciudades?.
Pero aquí usa el término ?apoikítso?, verbo que sí está unido al
significado romano de ?colonia, colonizar?, y que no usó más atrás para Mérida.
Como conclusión de esta novedad filológica, el texto de Dión Casio, escrito
setecientos años después de que los griegos dejaran de fundar colonias ?ex
novo', debe traducirse y encuadrarse en esta nueva óptica. Para decirlo en
otros términos, científicamente resulta obligado aceptar es ta novedad, y
proceder con lo demás en consecuencia. 4)
¿MONEDAS DE UNA COLONIA, SIN COLONIA? En efecto, como es bien sabido, todas las
amonedaciones iniciales de la ciudad, denarios y quinarios de plata (que son de
época pues mencionan al legado Carisio) llevan como leyenda de la ciudad sólo
?EMERITA? y por sus reversos se pueden considerar aún moneda militar. Las series
en bronce con reversos ?arado y yunta? (que son las expresivas de la deducción
de una colonia), que llevan el letrero AVG(usta) · EMER(ita) son todas
posteriores, de hacia 2 a.C., mientras que la decisiva palabra ?COL(ONIA)?, no
se acuña hasta esa misma época. Se reconocerá que, si es verdad que era una
colonia nueva y de Augusto, resulta muy extraño que ambos grandes honores no se
hagan constar de ninguna manera en sus propias monedas hasta casi un cuarto de
siglo después. 5)
EL OTRO NOMBRE OFICIAL DE LA CIUDAD: ?C · I · A · E ·?. Aunque el nombre oficial
en el Alto Imperio es ?Colonia Augusta Emerita?, hay ONCE testimonios
epigráficos, oficiales y privados, en los que aparece con una ?I? anterior, de
Iulia (que, como es bien sabido, era el ?nomen? o apellido de César y
caracteriza a sus fundaciones): ?C(olonia) I(VLIA) A(ugusta) E(merita)?; así en
el sello de una tubería de plomo de la ciudad, en los sellos de tres
?tegulae?, en la dedicación de una palma al Genio de la Colonia, y en
seis sellos sobre sigillatas, posible encargo oficial, aparecidas en Mérida y en
los alfares de Tricio, en La Rioja (cf. estudios de Étienne, Bost y Le
Roux, aunque no los ponen en relación con César). Es evidente que estas pruebas
de que Mérida tuvo el epíteto IVLIA establecen un claro par alelismo con todas
las ciudades y la actividad cesariana en la zona a las que me he referido ya en
el argumento 2º, y resultará reforzada por el testimonio de relevantes
historiadores árabes (infra, nº 18). 6)
LAS LEGIONES FUNDADORAS DE MÉRIDA: LEGIONES DE CÉSAR. Las legiones ?fundadoras?,
V Alaudae (?de la Golondrina?) y X Gemina, son cuerpos
militares que las fuentes citan siempre en relación con Julio César, no con
Augusto. De hecho, en el orden de batalla para Munda (Bell.
Hisp. 30) César tuvo a su izquierda a la legión V (que él mismo reclutó a
sus expensas en la Galia Transalpina, hacia 55 a.C.) y a su derecha a la X
(posiblemente formada, según J.M. Roldán, con efectivos traídos por César a
Hispania). Además, las monedas donde ambas aparecen citadas (según A. Beltrán),
poco representativas en el conjunto monetal emeritense, tampoco son del año 25,
sino del 2 a.C. Otro retraso bien extraño si eran sus veteranos la causa y los
protagonistas de la supuesta ?fundación ex novo?. Por otro lado, se dice que
estas legiones participaron en las guerras cántabras; pero es un argumento
circular, puesto que la afirmación descansa a su vez en las monedas militares de
Carisio (vid. nº 4), que no las mencionan. 7)
UNA TRIBU ELECTORAL ANÓMALA EN AUGUSTO: LA ?PAPIRIA?. Como se sabe, las ciudades
latinas y romanas se atribuían a una ?tribus? o ?distrito electoral?, a
la cual pertenecían sus ciudadanos. Sabemos que en las fundaciones hispanas de
Augusto éste siempre usó la tribu ?Galeria?. Sin embargo, Mérida estuvo adscrita
a la ?Papiria?, que es una tribu rarísima en Hispania (sólo ella y
Astigi, en la Bética). Hay que recordar entonces que al menos la
colonia romana de Narbo Martius (Narbona), y Casandra en Macedonia, obras de
César, pertenecieron también a la Papiria (y véase su relación con el argumento
que sigue). El mismo argumento vale para Caesarea Augusta (Zaragoza),
tampoco inscrita en la tribu Galeria, sino en la también inusual
?Aniensis?. 8)
INSCRIPCIONES DE VETERANOS EMERITENSES ANTERIORES AL 25 A.C., Y DE OTRAS
LEGIONES. Resulta curioso, y nadie sabe explicar (excepto el viejo Ritterling),
por qué tenemos inscripciones funerarias de tres legionarios radicados en
Mérida, e inscritos en su tribu Papiria... años antes del 25 a.C.; son veteranos
de legiones que salieron de Hispania antes del 31 a.C., exactamente la XX y la
XXX, únicas de guarnición fija en la Ulterior antes de Actium. Así ocurre, por
ejemplo, con el epitafio del italiano C. Axonius (CIL II 22*),
enterrado en Elvas (a unos 65 km de Mérida), legionario de la legión XX
perteneciente a la tribu ?Papiria? cuando su ciudad natal en Italia (Firmum
Picenum) era de la ?Velina?, lo que demuestra claramente que el cambio de
tribu se debe a su cambio de domicilio, y que una ?Emerita? ya inscrita en tal
tribu existía antes de su supuesta ?fundación? (véanse las monedas de Carisio
con ese único letrero, nº 4). 9)
EL TESTIMONIO DE SAN ISIDORO DE SEVILLA. Este famoso obispo hispalense del siglo
VI-VII d.C. y autor de una completa y prolija obra sobre ?Etimologías?, basado
en Plinio el Viejo y en otros diversos autores antiguos, cuando habla de la
fundación de ciudades cita continuamente las palabras ?conditor,
condidit? para referirse a los ?fundadores? de las mismas. Sin embargo,
cuando lo hace con Mérida y Augusto utiliza ?aedificare?, así:
?Emeritam Caesar Augustus AEDIFICAVIT... dans ei nomen ab eo quod ibi
milites veteranos constituisset? (Etym. XV, 1, 69). Según san
Isidoro, pues, Augusto no habría fundado Mérida, sino que la habría ?edificado?,
esto es ?dado forma de gran ciudad?. Esto encaja bastante bien con el sentido
del verbo ?ktítsai? de Dión Casio, al que antes me referí, en el
argumento nº 3. 10)
LOS ?VETERANI PATERNI? DE LOS AGRIMENSORES. Es aplicable también según
creo al caso de Mérida esta frase de Sículo Flaco, uno de los autores gromáticos
más importantes (ed. Thulin, 126), al definir el ?aes miscellum?:
«Praeterea dicitur et ?aes miscellum?. Ita evenit ut qui a divo Iulio
deducti erant, temporibus Augusti militiam repetissent» («Existe también
otro tipo de asignación (de tierras): la mixta. Así ocurrió con veteranos que
habían sido deducidos en época de César y que en época de Augusto fueron
nuevamente reenganchados; al regresar vencedores a sus tierras, las centurias de
los difuntos se repartieron a otros?). Éstos son los que Rudorff llama ?veterani paterni?
(epíteto que, por cierto, puede servir para otras ciudades que lo llevan , como
Barcino). Se recordará que, para luchar en el 19 a.C. contra los residuos de
rebeldía cántabra, Agripa tuvo que recurrir a soldados ?ya viejos y extenuados
por las continuas guerras?, y parece raro que se hable así de soldados que
habían sido licenciados y asentados sólo 6 años atrás. Pudo usar, pues,
veteranos que habían peleado ya bajo César. 11)
EL SINOICISMO INDÍGENA EN MÉRIDA. Aunque no se ha solido destacar, sabemos por
un interesante párrafo de Estrabón (III, 2, 15) que Mérida fue en realidad una
ciudad de tipo sinoicístico, esto es, en la que convivían ciudadanos romanos e
indígenas. No es un tipo de hábitat propio para una fundación de veteranos de
tipo estrictamente militar; pero es que, además, el término utilizado por
Estrabón para Mérida, como he tenido ocasión de señalar detalladamente (2001),
es ?pólis? (equivalente a ?municipium?) y no
?apoikía? (el equivalente de ?colonia?).
Esto
en cuanto a textos históricos y epígrafes. Voy ahora con otros 7 argumentos que
extraigo desde la perspectiva arqueológica: 12)
ELEMENTOS PRE-AUGUSTEOS EN LA ARQUITECTURA Y LA ESCULTURA EMERITENSES. Fue ésta
una aguda observación debida a Henner von Hessberg (por entonces en Heidelberg y
ahora catedrático de Arqueología en la Universidad de Colonia), cuando
participamos en octubre de 1987 en el conocido coloquio del DAI-Madrid
?Stadtbild und Ideologie?, en torno a dos conceptos que lanzó Paul
Zanker y que a partir de ahí tuvieron en España unos inusitados aceptación y
uso, que aún duran: los de la ?monumentalización? y la ?marmorización? de
Hispania. Pues bien: Hessberg recalcó (para sorpresa de algunos), a partir del
estudio de elementos arquitectónicos y de capiteles emeritenses de caliza, que
en Mérida «se apreciaban formas y técnicas pre-augusteas o al menos previas a la
?marmorización? de Mérida», y que «los capiteles del llamado ?templ o de Diana?
tenían un cierto sabor tardorrepublicano». Paralelamente,
W. Trillmich, experto en escultura y actual director del Instituto Arqueológico
Alemán en Berlín, creó la definición de «primera generación del retrato
emeritense» para aquellos retratos (bien conocidos de muchos en la Lista, me
imagino) realizados en caliza y estucados, los llamados por
él ?arrabiati?, esto es, muy serios y realistas, llenos de arrugas
y ceños y nada idealizados, que no encajan bien en la iconografía augustea pero
sí en la tardorrepublicana. En
el mismo Coloquio (que se publicó en 1990), el arquitecto Michael Pfanner añadió
que podía observarse en la Península Ibérica una «gran ola de monumentalización
entre los años 50 y 25 a.C.». Todas ellas, como puede verse, afirmaciones por
entonces muy nuevas y que, desde distintos campos, encajaban con una ?Mérida
cesariana?, que en la misma ocasión (octubre de 1987) yo estaba sugiriendo.
13)
UN ANFITEATRO APOYADO EN UNA MURALLA. Esta observación formaría parte de otro
curioso tema, antiguo en la bibliografía: el de la ?Mérida pequeña? y la
?Mérida grande desde siempre?, suscitado desde que I.A. Richmond en 1930 observó
dos fases claras en la construcción de la ciudad. Lo que ahora nos interesa son
otros dos hechos: que en plena arena del anfiteatro (8 a.C.) se
encontró hace años un enterramiento romano, y que parte del muro oriental del
edificio lo constituye la propia muralla de la ciudad, ambos hechos por completo
inusuales en una ciudad planificada al detalle (véanse los núms. 14-15). 14)
ASIMETRÍA DE LOS FOROS. Si se pretende que Augusta Emerita fue concebida y
planificada por Augusto de una vez, como colonia y como capital provincial de la
Lusitania, resulta extraño que los llamados ?foro colonial? y ?foro provincial?
mantengan entre sí una cierta desviación o asimetría, como si su planeamiento no
fuera coetáneo. Lo mismo cabe decir de la excentricidad del teatro con respecto
al foro (hecho que observó el prestigioso Pierre Gros, también en el coloquio de
Madrid ya citado). 15)
ASIMETRÍA DEL PUENTE. Se repite que Mérida se fundó en función de su justamente
famoso puente, y que él fue ?el eje vertebrador de su urbanismo?. En este caso
fue Pedro Mateos (hoy director del Consorcio de Mérida) el que observó en 1994 y
1995 que el puente en realidad no se alinea con el decumano máximo de la ciudad,
como hubiera debido esperarse si todo el planeamiento fuera
coetáneo. 16)
EXCAVACIONES RECIENTES EN EL FORO DE LA CALLE HOLGUÍN. Hace tres o cuatro años
tuve noticia fidedigna de que en las excavaciones que se practicaban en el
impresionante conjunto de la calle Holguín, en el conocido desde el siglo XVIII
como ?foro provincial? (así le llamaba ya Manuel de Villena Moziño, autor de
excavaciones y dibujos de Mérida por orden de Carlos IV, entre 1792 y 1794),
habían aparecido niveles inferiores con estructuras domésticas. Aunque no
conozco los datos de la excavación, si el foro provincial se planificó, como
sería lógico, en la supuesta época fundacional augustea, el enorme edificio, sea
pórtico o templo, se hubiera levantado los niveles estériles que se defienden;
sin embargo, la existencia de casas anteriores, que serían amortizadas para la
nueva ordenación forense, indica que éstas tendrían que se r pre-augusteas.
17)
EXCENTRICIDAD COMO CAPITAL. Resulta también raro que, creada al menos sobre el
papel la provincia de Lusitania en el 27 a.C. (según el mismo Dión Casio), dos
años después el propio Augusto decida crear su capital en un extremo de la
misma; esto sugiere más bien que la ciudad estaba ya fundada. Parecería más
lógico, si se va a crear una nueva capital para una nueva provincia, ponerla en
un lugar más céntrico con respecto a ésta, lo que no es aquí el caso.
18)
LAS DECISIVAS FUENTES ÁRABES. Desde 1987 vengo trabajando y defendiendo la
utilidad de las fuentes árabes para la España romana. En ese año, en el
repetidamente citado Coloquio ?Stadtbild und Ideologie? (1987, publ.
1990), luego en Gerión 1989 y finalmente de forma completa para Mérida, en un
coloquio del Museo a comienzos de 1999 (2001b), apelé a un autor tan importante
como Ahmad al-Razí (cordobés, 889-995 d.C.), cuya obra histórica fue traducida
al castellano y al portugués como ?Crónica del moro Rasís?. Entre otras
referencias, en su cap. LXVI aporta un párrafo fundamental: «E Atavia
(Octavio) mando adobar (terminar) todas las cosas que Julio Çesar auia començado
en España, e acabo a Çaragoça, que es muy noble çibdat, e a Merida, semejante de
Seuilla, e a Cordoua de Beja...». Aunque en aquel mo mento ya algún
conocido investigador alemán trató esta fuente con desprecio, ello es un craso
error. Es una fuente histórica fiable, más próxima en el tiempo que nosotros a
la Antigüedad y que, sin decir lo mismo, viene a coincidir más o menos con san
Isidoro (supra nº 9). En
1999, como dije, y a modo de ejemplo de la futura recopilación, reuní los textos
de 21 autores medievales árabes sobre Mérida, con novedades muy interesantes,
históricas y arqueológicas, para la ?Emerita? romana. Pero entre ellos ahora
destacaré sólo un texto fundamental (que reproducen 6 de dichos autores) acerca
de una tabla de bronce ?en escuro latín?, y de una hermosa inscripción de mármol
que el gobernador Abd Allah ben Ta?laba, el constructor de la celebérrima
Alcazaba emeritense (835 d.C.) arrancó de donde estaba, ?sobre la mejor puerta
de la çibdat? (esto es, la del río). El texto que estas inscripciones contenían
permite concluir, y así lo hice, que Mérida tuvo el epíteto de ?Iulia?
y que su muralla fue construída por tramos de 8,35 m ?a cargo de los
ciudadanos?, lo que indica sin duda un estatuto municipal (?municipium?
= de ?moenia capere?) y no colonial. Ya que lo que diferencia a una
colonia de un municipio, entre otras cosas, es ?la común participación en
las cargas públicas, empezando por la construcción de las murallas? (A.
d?Ors, 1953, 140). Es
decir, que las fuentes árabes vienen a redondear y explicar todas las
?anomalías? anteriormente detalladas, y permiten sugerir que Mérida no sólo
existió antes de Augusto, probablemente como como un ?praesidium?
militar (incluso anterior a César), sino que bajo César Mérida fue en efecto una
verdadera ciudad, posiblemente un ?municipium civium Romanorum? con el
nombre de ?Municipium Iulium Emerita?. Nada extraño, en fin de cuentas,
si pensamos que la otra gran ciudad de Lusitania, la actual Lisboa, era también
lo mismo, el ?Municipium Iulium Olisipo?... Es
conocida la ?pietas? filial de Augusto, por la cual procuró terminar
todo lo que César, debido a su temprano asesinato, había dejado comenzado. Así
que, al decidir entre Olisipo y Emerita que ésta sería la
capital de la nueva Lusitania, asumió los gastos de su elevación a colonia,
siendo él el deductor de dos asignaciones de veteranos de las guerras
cántabras, una posiblemente hacia 25-21 a.C. y otra segunda en el 16-15 a.C.,
representado en este caso por su yerno Agripa como ?adsignator? y
evergeta (él regala al menos el teatro, en ese año: es el mismo papel
que para Zaragoza debió de jugar Germánico, y para
Corduba Marcelo, el sobrino y llorado heredero de Augusto). Pero
el estatuto colonial de Mérida no pudo llegar antes del 2 a.C., si fiamos en las
monedas. Pudo haber otras asignaciones de veteranos, y la historia
arquitectónica es otro problema sin dilucidar. Pero no se trata aquí de ello,
sino de demostrar cuántas razones existen, y de bastante peso si se toman como
conjunto, para pensar que, en realidad, Augusto no fue el ?fundador? de
Emerita. ******** Como
conclusión, creo que quienes quieran seguir defendiendo que Mérida se fundó
sobre un lugar vacío, y que Augusto fue su primer y único ?fundador?, como en
esta exposición se hace aun conociendo esta larga serie de argumentos
contrarios (por estar todos ellos publicados, y muchos expuestos in
situ) puede hacerlo, pero no saltando sobre todos estos obstáculos como si
no existieran; y debería, desde el punto de vista metodológico, dar debida
explicación de ellos o demostrar claramente su invalidez. Termino haciendo una
leve referencia ?por si el lector quiere hacer alguna conclusión particular tras
lo aquí leído? al interesante debate paralelo sobre ?la Historia en Internet?
frente a ?la Historia seria?... BIBLIOGRAFÍA
DE REFERENCIA PARA ESTAS HIPÓTESIS: Canto,
Alicia Mª (1989): «Colonia
Iulia Augusta Emerita: Consideraciones en torno a su fundación y
territorio», Gerión 7, 1989, 149‑205.
Ead.
(1990): «Las
tres fundaciones de Augusta Emerita», Stadtbild und Ideologie.
Die
Monumentalisierung hispanischen Städten zwischen Republik und
Kaiserzeit
(Coloquio del DAI-Madrid, octubre de 1987), Bayerische Akademie der Wiss.
Phil.‑Historische Klasse, Abhandlung 103, Munich, 1990, 289‑297.
Ead.
(1997): «El
mausoleo del Dintel de los Ríos de Mérida, Revve Anabaraecus y el culto
de la confluencia» (en colaboración con F. Palma y A. Bejarano), Madrider
Mitteilungen 38, 1997, 247-294. Ead.
(2001): «Sinoicismo y stolati en Emerita, Caesaraugusta y
Pax: Una relectura de Estrabón III, 2, 15», Gerión 19, 2001,
423-474. (
Cf. http://www.ucm.es/info/antigua/g2001.htm
). Ead.
(2001b): «Fuentes
árabes para la Mérida romana», La islamización de la Extremadura romana
(Jornadas del Museo Nacional de Arte Romano, Mérida, 30-31 de enero de 1999),
Cuadernos Emeritenses nº 17,
edd. F. Valdés y A. Jiménez, Mérida, 2001, 11-86. NOTA.-
Me gustaría que estas reflexiones pudieran llegar a mucha gente, aunque nunca
podrán tener el mismo eco que la bibliografía tradicional de tantos años. No
dispongo todavía de una página propia activa en Internet (o, para ser más
precisos, dispongo de ella pero aún no la sé montar). Por lo que autorizo a
quienes tengan un espacio donde difundirlas para que las copien y las cuelguen
en él, bien entendido que citando la autoría, requisito no sólo legal sino
también ético, ya que este texto es una síntesis apretada de cientos, quizá
miles, de horas de estudio e investigación sobre Augusta Emerita, y a lo largo
de muchos años (agradeceré que quienes lo hagan me informen de la URL
correspondiente). Saludos para todos, con mis deseos de una muy feliz Semana Santa! |
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