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[Archport] Piratas del estrecho

To :   "Archport" <Archport@lserv.ci.uc.pt>
Subject :   [Archport] Piratas del estrecho
From :   "Rui Gomes Coelho" <ruigomescoelho@gmail.com>
Date :   Mon, 21 May 2007 21:20:39 +0100

Aproveito para retransmitir (sem imagens), as notícias compiladas por José Santos Fernández, por via da Terrae Antiquae:

 


De: terraeantiqvae@yahoogroups.com [mailto:terraeantiqvae@yahoogroups.com] Em nome de Jose Luis Santos Fernández
Enviada: segunda-feira, 21 de Maio de 2007 18:26
Para: terraeantiqvae@yahoogroups.com
Assunto: [terraeantiqvae] Piratas del estrecho

 

Los cazatesoros de Odyssey trabajaron en aguas españolas durante todo el invierno. LA GACETA adelantó el sábado que la extracción tuvo lugar en el Mediterráneo y no en el Atlántico. 

El expolio se habría consumado en marzo, algo más de diez millas al sureste de Gibraltar.

 

España reaccionó por fin ayer, enviando a Algeciras patrulleras y el remolcador Cervantes, con intención de apresar al Ocean Alert, uno de los buques de Odyssey Marine Exploration (OME), la compañía que el jueves cargó en Gibraltar y el viernes descargó en Tampa (Florida) 17 toneladas de monedas extraídas con toda probabilidad de un navío español a algo más de 10 millas al sureste de Gibraltar. Advertido del peligro, el Ocean Alert abandonó ayer tarde aguas españolas y pasó a Marruecos. El otro buque, Odyssey Explorer, sufrirá la misma suerte si sale de su refugio en la dársena naval del puerto militar de Gibraltar.

 

El ojo que todo lo ve

 

Las posiciones de los barcos durante los pasados meses pueden seguirse cada cinco minutos con el servicio comercial de satélite AISlive. Estas posiciones puede comprobarse con el sistema de vigilancia de costas españolas, llamado SIVE, como los potentes radares que utiliza en la zona la Sociedad Estatal de Salvamento Marítimo. LA GACETA ha tenido acceso al archivo y análisis de estas posiciones realizado por el periodista y abogado maritimista Pipe Sarmiento, quien concluye que la extracción del tesoro tuvo lugar en una campaña del 1 al 17 de marzo, en la posición 36 grados 2 minutos Norte y 5 grados 12 minutos Oeste, que es donde OME afirmaba haber hallado el Sussex, aunque nunca pudo probarlo. El trabajo se remató en una corta campaña hasta el 20 de marzo: “tiempo más que suficiente para hacer las extracciones”, según Sarmiento.

 

Las posiciones de trabajo del Odyssey Explorer y del Ocean Alert siempre han estado en aguas territoriales españolas: en el Mar de Alborán no existen aguas internacionales y estos buques nunca entraron en la zona marroquí. En la zona de “paso inocente” intermedia está prohibida toda actividad, y más de extracción. Según Sarmiento, “es absolutamente falso que estos barcos hayan recuperado tesoro alguno en aguas del Atlántico, pues durante el invierno y hasta la fecha jamás han salido de las aguas españolas del Mediterráneo frente a Estepona y Gibraltar, donde han trabajado y rastreado el fondo marino durante los últimos cinco años. Para realizar la extracción de 500.000 monedas del fondo marino hacen falta varias semanas. Es una tarea minuciosa y delicada”.

 

La prensa de Gibraltar también reconoce este hecho, así Dominique Searle escribe en Gibraltar Chronicle que “si la carga hubiera procedido del Atlántico, habría sido observada por la vigilancia española de Tarifa.”

 

Engaño multilateral

 

Para Sarmiento, “el que las monedas presuntamente robadas aparezcan ahora limpias, nos da también otra pista sobre el tiempo que llevan trabajando en ellas en unas naves de Gibraltar, donde, sin ninguna duda, hay testigos, las han ido llevando con la connivencia del Gobierno Británico. Allí las han limpiado (la plata sufre un gran enegrecimiento cuando permanece tiempo en la mar y se amontonan unas piezas con otras). También durante este tiempo han ido estibando las cientos de cajas que hemos podido ver pulcramente apiladas en las fotos a su llegada a EEUU. Es imposible que aduanas de Gibraltar no supiera lo que cargaban en el avión. Al tratarse de la posición que ellos dicen pertenecer al Sussex, la Armada Británica ha estado de acuerdo en todo, y más tarde repartirán con los americanos el acuerdo público que convinieron”.

 

La razón última que movió a OME a dar el golpe, según Sarmiento, fueron “las dificultades que pusieron el Ministerio de Exteriores y la Junta de Andalucía, obligando a embarcar a un arqueólogo español para la identificación del Sussex. Nuestra presencia les hubiera impedido robar con impunidad un barco que no era el que decían y para el que tenían permiso de identificación. Las monedas de Carlos III que se han visto así lo acreditan. De los famosos lingotes de plata que transportaba el Sussex no hay nada en ese lugar: lo que encontraron fue un navío español cargado de plata de los muchos que naufragaron en la zona por la violencia de los temporales”.

 

Fuente: Santiago Mata, Madrid. La Gaceta de los Negocios, 21 de mayo de 2007

 

 

(2) Reino Unido, interesado en conocer la identidad del navío hundido encontrado por la empresa Odyssey

 

El Gobierno británico también está 'interesado', como el Ejecutivo español, en conocer la identidad del navío hundido cuyo contenido en monedas de plata y oro ha sido recuperado por la compañía estadounidense Odyssey Marine Exploration, informaron hoy a Europa Press fuentes de la Embajada de Reino Unido en España.

 

Las mismas fuentes precisaron que Londres sólo estaría interesada en recuperar ese cargamento si se confirma que ha sido extraído de un antiguo cargo con pabellón 'oficial' británico, por lo que, si se tratara del barco 'Merchant Royal', que naufragó en 1641 y era propiedad de un particular, Reino Unido no tendría derecho a reclamar su tesoro.

 

El Ejecutivo británico llegó a un acuerdo en marzo pasado con España para que Odyssey realizara una prospección en el Mar de Alborán (al este del Estrecho de Gibraltar) para averiguar si un pecio hundido ahí correspondía al navío soberano de bandera inglesa HMS Sussex, que naufragó en dicho mar en 1694.

 

Fuentes del Ministerio español de Asuntos Exteriores informaron hoy a Europa Press de que este departamento no ha realizado ninguna gestión al respecto desde la conclusión de dicho acuerdo, después del cual la empresa estadounidense tenía que presentar su proyecto a la Junta de Andalucía, que a su vez debía nombrar a los 'buceadores que iban a acompañar en las prospecciones a los arqueólogos de Odyssey', un paso que el Gobierno andaluz aún no ha dado.

 

Con respecto al botín descubierto por Odyssey en aguas internacionales del Océano Atlántico, según anunció el pasado viernes la empresa, el portavoz afirmó que si la empresa hubiera extraído el contenido del pecio en aguas territoriales españolas la empresa 'se arriesgaría a que las patrulleras de la Guardia Civil la pararan', ya que 'si ha estado en aguas españolas, se sabe, porque están controladas'.

 

En cambio, si el hallazgo se hubiera producido en aguas internacionales, 'España en principio no puede hacer nada', admitió, 'en tanto en cuanto no se sepa qué es lo que se ha encontrado y a que pabellón pertenece el teórico buque'.

 

La Guardia Civil ha vigilado la zona en la que trabajado Odyssey desde hace 'al menos dos años' y en la actualidad investiga si aun así la empresa ha podido cometer un delito de expolio en aguas territoriales españolas, informaron a Europa Press fuentes próximas al caso.

 

La ministra de Cultura, Carmen Calvo, advirtió hoy desde Sevilla de que si se comprueba que la compañía ha rescatado el botín de aguas territoriales españoles, el Ejecutivo empleará las leyes nacionales y los acuerdos internacionales para 'recuperar' el 'tesoro'.

 

El Gobierno, según dijo la ministra, ha emprendido una investigación para saber qué ha ocurrido, en qué lugar encontró la empresa el botín, a qué pecio pertenecía, con qué permisos contaba para hacerlo y si ocurrió en aguas españolas. 'Cuando lo sepamos con claridad, actuaremos con arreglo a las leyes españolas, que dicen que el patrimonio subacuático que está en el litoral español es de España, y activaremos todos los acuerdos internacionales a los que en esta materia podemos acogernos', subrayó.

 

En este sentido, reconoció que el Ministerio tiene 'informaciones contradictorias' sobre el enclave del que ha salido el tesoro, puesto que se han barajado diversas localizaciones. En cualquier caso, la ministra explicó que España puede tomar medidas en el asunto tanto si el hallazgo se ha producido en aguas territoriales, como si no ha sido en aguas españolas, pero el barco es de pabellón español.

 

Fuente: Terra Actualidad - Europa Press, 21 de mayo de 2007

 

 

(3) Un tesoro en la bolsa: cómo 17 toneladas de monedas disparan un valor

 

Una de las monedas encontradas por Odyssey, cuyo valor asciende a unos 1.000 dólares.

 

En un lugar 'secreto' del océano Atlánico se ha recuperado el que podría ser el tesoro hundido más importante de la historia: un barco naufragado hace unos 400 años que contenía 17 toneladas de monedas de plata y oro. La empresa 'cazatesoros' que lo ha descubierto ya ha encontrado su recompensa en bolsa: una revalorización de más del 80%.

 

La compañía estadounidense Odyssey Marine Exploration, puntera en la investigación arqueológica de naves antiguas naufragadas, ha sido la que ha visto como sus acciones subían como la espuma el mismo día en el que se hizo público su hallazgo.

 

Las participaciones de la empresa con sede en Florida subieron un 80,87 por ciento el viernes, o 3,72 dólares, hasta situarse en un máximo histórico y desconocido de 8,32 dólares en el American Stock Exchange. Los títulos de la compañía han más que duplicado su valor en lo que va de año con un incremento del 185 por ciento.

 

Odyssey Marine Exploration tiene 46,97 millones de acciones en circulación y su capitalización bursátil ascendía a 390,8 millones de dólares el viernes, 174,73 millones más que el día antes, cuando todavía no se había hecho público el hallazgo.

 

Conocer la evolución y situación de la empresa puede resultar complicado ya que ninguna firma de inversión sigue sus pasos, según se puede apreciar en Bloomberg.

 

En números rojos

 

En cuanto a sus cuentas, en el primer trimestre de este año anunció unas pérdidas netas de 3,8 millones de dólares, algo por debajo de los 3,9 millones del mismo periodo del año pasado. El último ejercicio en el que la empresa ha dado beneficios es 2004 ya que en 2005 perdió 14,9 millones de dólares y en 2006 19,09 millones.

 

Unas pérdidas que podrían transformarse en ganancias este año ya que se calcula que las cerca de 500.000 monedas encontradas tienen un valor medio de 1.000 dólares cada una para los coleccionistas e inversores, lo que se traduciría en un total de 500 millones de dólares. "En esta era colonial, creo que el descubrimiento no tiene precedentes", según el numismático Nick Bruyer, que examinó algunas de las monedas del naufragio. "No conozco nada igual o comparable con esto", reconoció.

 

Por temores de seguridad, la empresa se negó a difundir detalles sobre el barco o el lugar del naufragio. Greg Stemm, uno de los directores ejecutivos de Odyssey dijo que el anuncio oficial se realizará más adelante, pero documentos judiciales indican que las monedas podrían pertenecer a un barco de unos 400 años que apareció frente a las costas británicas. "El lugar donde apareció está más allá de las aguas territoriales o de la jurisdicción legal de cualquier país", señaló Stemm.

 

Conflictos internacionales

 

Sin embargo, el Ministerio de Cultura español sospecha que la empresa estadounidense pueda haber incurrido en un delito de "expolio" del patrimonio español y por ello han alertado a la brigada de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil para que investiguen si las monedas han sido halladas en aguas españolas.

 

Pero este no es el único conflicto que Odyssey ha tenido con el Gobierno español. A finales de marzo, el Ministerio de Asuntos Exteriores autorizó, después de años de peleas jurídicas y discusiones soberanas, a la empresa estadounidense la exploración de una zona situada a nueve millas de la playa de la Atunara (La Línea, Cádiz) para corroborar si lo que ellos dicen que es el HMS Sussex es, en efecto, el HMS Sussex. Pero sólo para verificar la identidad del casco en el que, según la historia oficiosa, se alberga entre 3.000 y 4.000 millones de euros de hoy en día (repartidos en 10 toneladas de monedas de oro y 100 toneladas de plata).

 

Fuente: Daniel Velasco / El Economista.es. 21 de mayo de 2007

 

 

(4) Piratas del estrecho: la maldición del 'Sussex'

 

En el 90% de los casos, los barcos hundidos que se encuentran han sido expoliadosLas empresas de cazatesoros se han fijado en las aguas españolas, bajo las que se esconden centenares de galeones con millones en monedas de oro en sus bodegas

 

Hace tres siglos eran delincuentes con pata de palo, parche en el ojo, botella de ron en mano y machete oxidado en ristre. Surcaban los mares, asaltaban los barcos repletos del oro del Nuevo Continente y no dejaban supervivientes a su paso. Sus barcos, eso sí, eran los más rápidos del mundo conocido... y los más temidos. En algo, en lo del miedo y su rapidez, no han cambiado los piratas. Por mucho que ahora luzcan zapatos italianos, gafas de diseño, copas de martini (con aceituna incluida) en mano y portátil en ristre. Y aunque naveguen libremente por las aguas internacionales -tanto por la superficie como por debajo-, asalten los galeones de antiguos imperios hundidos con tecnología punta y no dejen una mísera vasija a su paso. Ahora se les llama cazatesoros.

 

Y vaya si los cazan. Pongamos que, después de años y años de esfuerzo y búsqueda de financiación, un equipo investigador amparado por la Administración (las autonomías tienen la competencia sobre el patrimonio histórico) llega hasta un barco hundido... y se encuentra con que ya ha sido expoliado escrupulosamente. Esta situación ocurre en el 90 por ciento de los casos. Hay quien dice que en el 95.

 

Porque ya ha pasado por allí el cazatesoros de turno. Al que se le puede llamar pirata o al que se le puede comparar (despojándolo de todo romanticismo también) a los malos de las películas de Indiana Jones (ésos que sufren la ira de Dios cuando abren el arca de la alianza o beben del Santo Grial). La diferencia con unos y otros, en definitiva, es más que sustancial. Los reales cotizan en Bolsa y pueden permitirse el lujo de gastar 5.000 euros diarios en una campaña en busca de un tesoro subacuático.

 

Es el caso, por poner el ejemplo más conocido, de la Odyssey Marine Exploration norteamericana. Dicen que es la empresa cazatesoros más famosa del mundo y la más potente (no escatima gasto alguno: su robot especial ROV cuesta más de 30.000 euros). Ahora, acaba de conseguir el beneplácito del Gobierno español para buscar bajo las aguas del Estrecho de Gibraltar el HMS Sussex, un galeón de bandera británica que se hundió en 1694.

 

Un barco que, según la historia oficiosa, alberga en su bodega entre 3.000 y 4.000 millones de euros de hoy en día (repartidos en 10 toneladas de monedas de oro y 100 toneladas de plata) que, en principio, iban destinados al Duque de Saboya para que apoyara a la corona inglesa ante Francia. Pero se topó con el viento duro de Levante a la salida de Gibraltar un 17 de febrero y se fue a pique con sus más de 500 tripulantes (sólo dos sobrevivieron) después de tres días de tormenta. Por lo que se ve, no estaba preparado para un oleaje como el del Estrecho con una carga tan pesada. La leyenda cuenta que el cadáver de su capitán, sir Francis Wheeler, apareció en la playa unos días después con la ropa de dormir aún puesta.

 

Aguas nacionales

 

No nos engañemos y dejemos un rato las leyendas en las profundidades marinas. Si los piratas abordaban por una cuestión de supervivencia avara, los cazatesoros actuales sólo buscan el dinero y, como la Odyssey, contentar a sus accionistas en la Bolsa de Nueva York.

 

Es lógico. Si observamos la cotización de la empresa submarina vemos cómo una acción que andaba decaída ha conseguido un buen empujón en las últimas semanas. La explicación es simple: a finales de marzo, el Ministerio de Asuntos Exteriores español autorizó, después de años de peleas jurídicas y discusiones soberanas, a la Odyssey la exploración de una zona situada a nueve millas de la playa de la Atunara (La Línea, Cádiz) para corroborar si lo que ellos dicen que es el HMS Sussex es, en efecto, el HMS Sussex. Pero sólo para verificar la identidad del casco.

 

No para nada más. Porque aquí nos topamos con la legislación internacional. "El problema de la Odyssey es que lleva años explorando la zona sin autorización con una arrogancia inadmisible", denuncia Mariano Aznar, profesor titular de Derecho Internacional Público de la Universidad de Valencia.

 

Tampoco anda muy contenta la Junta de Andalucía, que es quien tiene la última palabra sobre patrimonio histórico. El problema es el mismo: la falta de control que existe sobre las empresas de búsqueda submarina.

 

"Porque, desde luego, no son arqueólogos, sino simples cazatesoros que lo único que quieren es sacar tajada", denuncia Javier Noriega, de la empresa de arqueología subacuática Nerea, una compañía spin off (investigadores privados vinculados a una universidad; en este caso, la de Málaga) especializada en denunciar la actividad de los buscadores de barcos hundidos en nuestras aguas y la falta de medios (y acaso de interés) de las Administraciones para poner freno.

 

El negocio del arte robado

 

Los expertos estiman que las empresas privadas le llevan 30 años de ventaja en tecnología e infraestructura al sistema público. Ya decíamos que más el 90 por ciento de los hallazgos submarinos que se descubren habían sido expoliados antes de que llegara a ellos un equipo oficial. De hecho, el mercado negro de arte rescatado de las aguas mueve unos 3.500 millones de euros al año.

 

Sin embargo, aún queda mucho botín por conquistar. Sólo en el litoral andaluz hay más de 700 galeones con una carga media de tesoros que ronda los tres millones de euros cada uno.

 

Algo que sucede igualmente en el Caribe y en todo el litoral de Estados Unidos y Centroamérica, que es donde naufragaban las coronas pasadas. La Unesco cree que hay tres millones de embarcaciones hundidas en todo el mundo y 50.000 sólo en el litoral americano.

 

El antecedente de Virginia

 

Dos de estas naves, la Juno y la Galga, fueron encontradas cerca de las costas de Virginia por unos cazatesoros, que pretendieron hacerse con toda su carga de valor. Por lo general, nadie conoce que un cazatesoros actúa. Pero entonces trascendió y se probó que ambos navíos tenían bandera española. El Gobierno denunció la exploración empresarial y reclamó su carga. Tras meses y meses de litigios, el Supremo de Estados Unidos nos dio la razón y estableció que los legítimos propietarios de un barco hundido es el Estado al que pertenezca su pabellón, independientemente de donde esté y del tiempo que haya transcurrido.

 

Desde entonces, ésta es la jurisprudencia en la que se sustentan acuerdos internacionales como el que promueve la Unesco (ratificado por España y que aún no ha entrado en vigor). La organización dependiente de la ONU quiere dejar claro también que cualquier rastreo bajo el mar deberá hacerse por razones arqueológicas y culturales. Nunca por un motivo económico.

 

"Que eso, precisamente, es lo que persigue la Odyssey con la HMS Sussex", denuncia el profesor Mariano Aznar. A lo que añade: "Nadie discute que este barco y su carga pertenecen al Gobierno británico, pero, sobre todo, primero deben probar que se trata del Sussex".

 

Un extremo que no está nada claro, porque la Odyssey no ha presentado pruebas concluyentes (la campana del galeón, con su nombre grabado, suele ser el objeto más irrefutable) y nadie sabe si, ya que se ha gastado miles de euros en la misión, rescate lo primero que vea, sin importar de qué barco se trate. Se podría decir que la Odyssey ha tenido mala suerte de que todos los focos se hayan girado hacia ella y su exploración, amparada por un acuerdo secreto con el Gobierno británico por el que se repartirían los beneficios (Gran Bretaña apoya oficialmente la tesis de respetar en primer lugar los valores patrimoniales... oficialmente, claro).

 

O se podría decir que, una vez más, los cazatesoros se han hecho con la suya, porque el dinero caerá en su zurrón (la mitad, por lo menos). Aunque... ¿quién dice que tanta repercusión mediática convierta al Sussex en el último galeón expoliado impunemente, al menos, ante los ojos de todos (otra cosa es lo que hacen a escondidas)? Nacería entonces la maldición del Sussex. Lo que es otro cuento de piratas...

 

Fuente: Álex Medina R. / El Economista.es, 1 de mayo de 2007


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