Aproveito para retransmitir (sem imagens),
as notícias compiladas por José Santos Fernández, por via da Terrae Antiquae: De:
terraeantiqvae@yahoogroups.com [mailto:terraeantiqvae@yahoogroups.com] Em nome de Jose Luis Santos Fernández Los cazatesoros de Odyssey trabajaron en aguas
españolas durante todo el invierno. LA GACETA adelantó el sábado que la
extracción tuvo lugar en el Mediterráneo y no en el Atlántico. El expolio se habría consumado en marzo, algo más
de diez millas al sureste de Gibraltar. España reaccionó por fin ayer, enviando a Algeciras
patrulleras y el remolcador Cervantes, con intención de apresar al Ocean Alert,
uno de los buques de Odyssey Marine Exploration (OME), la compañía que el
jueves cargó en Gibraltar y el viernes descargó en Tampa (Florida) 17 toneladas
de monedas extraídas con toda probabilidad de un navío español a algo más de 10
millas al sureste de Gibraltar. Advertido del peligro, el Ocean Alert abandonó
ayer tarde aguas españolas y pasó a Marruecos. El otro buque, Odyssey Explorer,
sufrirá la misma suerte si sale de su refugio en la dársena naval del puerto
militar de Gibraltar. El ojo que todo lo ve Las posiciones de los barcos durante los pasados meses
pueden seguirse cada cinco minutos con el servicio comercial de satélite
AISlive. Estas posiciones puede comprobarse con el sistema de vigilancia de
costas españolas, llamado SIVE, como los potentes radares que utiliza en la
zona la Sociedad Estatal de Salvamento Marítimo. LA GACETA ha tenido acceso al
archivo y análisis de estas posiciones realizado por el periodista y abogado
maritimista Pipe Sarmiento, quien concluye que la extracción del tesoro tuvo
lugar en una campaña del 1 al 17 de marzo, en la posición 36 grados 2 minutos
Norte y 5 grados 12 minutos Oeste, que es donde OME afirmaba haber hallado el
Sussex, aunque nunca pudo probarlo. El trabajo se remató en una corta campaña
hasta el 20 de marzo: “tiempo más que suficiente para hacer las
extracciones” Las posiciones de trabajo del Odyssey Explorer y del Ocean
Alert siempre han estado en aguas territoriales españolas: en el Mar de Alborán
no existen aguas internacionales y estos buques nunca entraron en la zona
marroquí. En la zona de “paso inocente” intermedia está prohibida
toda actividad, y más de extracción. Según Sarmiento, “es absolutamente
falso que estos barcos hayan recuperado tesoro alguno en aguas del Atlántico,
pues durante el invierno y hasta la fecha jamás han salido de las aguas
españolas del Mediterráneo frente a Estepona y Gibraltar, donde han trabajado y
rastreado el fondo marino durante los últimos cinco años. Para realizar la
extracción de 500.000 monedas del fondo marino hacen falta varias semanas. Es
una tarea minuciosa y delicada”. La prensa de Gibraltar también reconoce este hecho, así
Dominique Searle escribe en Gibraltar Chronicle que “si la carga hubiera
procedido del Atlántico, habría sido observada por la vigilancia española de
Tarifa.” Engaño multilateral Para Sarmiento, “el que las monedas presuntamente
robadas aparezcan ahora limpias, nos da también otra pista sobre el tiempo que
llevan trabajando en ellas en unas naves de Gibraltar, donde, sin ninguna duda,
hay testigos, las han ido llevando con la connivencia del Gobierno Británico.
Allí las han limpiado (la plata sufre un gran enegrecimiento cuando permanece
tiempo en la mar y se amontonan unas piezas con otras). También durante este
tiempo han ido estibando las cientos de cajas que hemos podido ver pulcramente
apiladas en las fotos a su llegada a EEUU. Es imposible que aduanas de
Gibraltar no supiera lo que cargaban en el avión. Al tratarse de la posición
que ellos dicen pertenecer al Sussex, la Armada Británica ha estado de acuerdo
en todo, y más tarde repartirán con los americanos el acuerdo público que
convinieron”. La razón última que movió a OME a dar el golpe, según
Sarmiento, fueron “las dificultades que pusieron el Ministerio de
Exteriores y la Junta de Andalucía, obligando a embarcar a un arqueólogo
español para la identificació Fuente: Santiago Mata, Madrid. La Gaceta de los
Negocios, 21 de mayo de 2007 (2) Reino Unido, interesado en conocer la identidad del navío hundido
encontrado por la empresa Odyssey El Gobierno británico también está 'interesado' Las mismas fuentes precisaron que Londres sólo estaría
interesada en recuperar ese cargamento si se confirma que ha sido extraído de
un antiguo cargo con pabellón 'oficial' británico, por lo que, si se tratara
del barco 'Merchant Royal', que naufragó en 1641 y era propiedad de un
particular, Reino Unido no tendría derecho a reclamar su tesoro. El Ejecutivo británico llegó a un acuerdo en marzo pasado
con España para que Odyssey realizara una prospección en el Mar de Alborán (al
este del Estrecho de Gibraltar) para averiguar si un pecio hundido ahí
correspondía al navío soberano de bandera inglesa HMS Sussex, que naufragó en
dicho mar en 1694. Fuentes del Ministerio español de Asuntos Exteriores
informaron hoy a Europa Press de que este departamento no ha realizado ninguna
gestión al respecto desde la conclusión de dicho acuerdo, después del cual la
empresa estadounidense tenía que presentar su proyecto a la Junta de Andalucía,
que a su vez debía nombrar a los 'buceadores que iban a acompañar en las
prospecciones a los arqueólogos de Odyssey', un paso que el Gobierno andaluz
aún no ha dado. Con respecto al botín descubierto por Odyssey en aguas
internacionales del Océano Atlántico, según anunció el pasado viernes la
empresa, el portavoz afirmó que si la empresa hubiera extraído el contenido del
pecio en aguas territoriales españolas la empresa 'se arriesgaría a que las
patrulleras de la Guardia Civil la pararan', ya que 'si ha estado en aguas
españolas, se sabe, porque están controladas' En cambio, si el hallazgo se hubiera producido en aguas
internacionales, 'España en principio no puede hacer nada', admitió, 'en tanto
en cuanto no se sepa qué es lo que se ha encontrado y a que pabellón pertenece
el teórico buque'. La Guardia Civil ha vigilado la zona en la que trabajado
Odyssey desde hace 'al menos dos años' y en la actualidad investiga si aun así
la empresa ha podido cometer un delito de expolio en aguas territoriales
españolas, informaron a Europa Press fuentes próximas al caso. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, advirtió hoy desde
Sevilla de que si se comprueba que la compañía ha rescatado el botín de aguas
territoriales españoles, el Ejecutivo empleará las leyes nacionales y los
acuerdos internacionales para 'recuperar' el 'tesoro'. El Gobierno, según dijo la ministra, ha emprendido una
investigación para saber qué ha ocurrido, en qué lugar encontró la empresa el
botín, a qué pecio pertenecía, con qué permisos contaba para hacerlo y si
ocurrió en aguas españolas. 'Cuando lo sepamos con claridad, actuaremos con
arreglo a las leyes españolas, que dicen que el patrimonio subacuático que está
en el litoral español es de España, y activaremos todos los acuerdos
internacionales a los que en esta materia podemos acogernos', subrayó. En este sentido, reconoció que el Ministerio tiene
'informaciones contradictorias' sobre el enclave del que ha salido el tesoro,
puesto que se han barajado diversas localizaciones. En cualquier caso, la
ministra explicó que España puede tomar medidas en el asunto tanto si el
hallazgo se ha producido en aguas territoriales, como si no ha sido en aguas
españolas, pero el barco es de pabellón español. Fuente: Terra
Actualidad - Europa Press, 21 de mayo de 2007 (3) Un tesoro en la bolsa: cómo 17 toneladas de monedas disparan un valor Una de las monedas encontradas por Odyssey, cuyo valor
asciende a unos 1.000 dólares. En un lugar 'secreto' del océano Atlánico se ha recuperado
el que podría ser el tesoro hundido más importante de la historia: un barco
naufragado hace unos 400 años que contenía 17 toneladas de monedas de plata y
oro. La empresa 'cazatesoros' que lo ha descubierto ya ha encontrado su
recompensa en bolsa: una revalorizació La compañía estadounidense Odyssey Marine Exploration,
puntera en la investigación arqueológica de naves antiguas naufragadas, ha sido
la que ha visto como sus acciones subían como la espuma el mismo día en el que
se hizo público su hallazgo. Las participaciones de la empresa con sede en Florida
subieron un 80,87 por ciento el viernes, o 3,72 dólares, hasta situarse en un
máximo histórico y desconocido de 8,32 dólares en el American Stock Exchange.
Los títulos de la compañía han más que duplicado su valor en lo que va de año
con un incremento del 185 por ciento. Odyssey Marine Exploration tiene 46,97 millones de
acciones en circulación y su capitalizació Conocer la evolución y situación de la empresa puede
resultar complicado ya que ninguna firma de inversión sigue sus pasos, según se
puede apreciar en Bloomberg. En números rojos En cuanto a sus cuentas, en el primer trimestre de este
año anunció unas pérdidas netas de 3,8 millones de dólares, algo por debajo de
los 3,9 millones del mismo periodo del año pasado. El último ejercicio en el
que la empresa ha dado beneficios es 2004 ya que en 2005 perdió 14,9 millones
de dólares y en 2006 19,09 millones. Unas pérdidas que podrían transformarse en ganancias este
año ya que se calcula que las cerca de 500.000 monedas encontradas tienen un
valor medio de 1.000 dólares cada una para los coleccionistas e inversores, lo
que se traduciría en un total de 500 millones de dólares. "En esta era
colonial, creo que el descubrimiento no tiene precedentes" Por temores de seguridad, la empresa se negó a difundir
detalles sobre el barco o el lugar del naufragio. Greg Stemm, uno de los
directores ejecutivos de Odyssey dijo que el anuncio oficial se realizará más
adelante, pero documentos judiciales indican que las monedas podrían pertenecer
a un barco de unos 400 años que apareció frente a las costas británicas.
"El lugar donde apareció está más allá de las aguas territoriales o de la
jurisdicción legal de cualquier país", señaló Stemm. Conflictos internacionales Sin embargo, el Ministerio de Cultura español sospecha que
la empresa estadounidense pueda haber incurrido en un delito de
"expolio" del patrimonio español y por ello han alertado a la brigada
de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil para que investiguen si las monedas
han sido halladas en aguas españolas. Pero este no es el único conflicto que Odyssey ha tenido
con el Gobierno español. A finales de marzo, el Ministerio de Asuntos
Exteriores autorizó, después de años de peleas jurídicas y discusiones
soberanas, a la empresa estadounidense la exploración de una zona situada a
nueve millas de la playa de la Atunara (La Línea, Cádiz) para corroborar si lo
que ellos dicen que es el HMS Sussex es, en efecto, el HMS Sussex. Pero sólo
para verificar la identidad del casco en el que, según la historia oficiosa, se
alberga entre 3.000 y 4.000 millones de euros de hoy en día (repartidos en 10 toneladas
de monedas de oro y 100 toneladas de plata). Fuente: Daniel Velasco / El
Economista.es. 21 de mayo de 2007 (4) Piratas del estrecho: la maldición del 'Sussex' En el 90% de los casos, los barcos hundidos que se
encuentran han sido expoliadosLas empresas de cazatesoros se han fijado en las
aguas españolas, bajo las que se esconden centenares de galeones con millones
en monedas de oro en sus bodegas Hace tres siglos eran delincuentes con pata de palo,
parche en el ojo, botella de ron en mano y machete oxidado en ristre. Surcaban
los mares, asaltaban los barcos repletos del oro del Nuevo Continente y no
dejaban supervivientes a su paso. Sus barcos, eso sí, eran los más rápidos del
mundo conocido... y los más temidos. En algo, en lo del miedo y su rapidez, no
han cambiado los piratas. Por mucho que ahora luzcan zapatos italianos, gafas
de diseño, copas de martini (con aceituna incluida) en mano y portátil en
ristre. Y aunque naveguen libremente por las aguas internacionales -tanto por
la superficie como por debajo-, asalten los galeones de antiguos imperios
hundidos con tecnología punta y no dejen una mísera vasija a su paso. Ahora se
les llama cazatesoros. Y vaya si los cazan. Pongamos que, después de años y años
de esfuerzo y búsqueda de financiación, un equipo investigador amparado por la
Administració Porque ya ha pasado por allí el cazatesoros de turno. Al
que se le puede llamar pirata o al que se le puede comparar (despojándolo de
todo romanticismo también) a los malos de las películas de Indiana Jones (ésos
que sufren la ira de Dios cuando abren el arca de la alianza o beben del Santo
Grial). La diferencia con unos y otros, en definitiva, es más que sustancial.
Los reales cotizan en Bolsa y pueden permitirse el lujo de gastar 5.000 euros
diarios en una campaña en busca de un tesoro subacuático. Es el caso, por poner el ejemplo más conocido, de la
Odyssey Marine Exploration norteamericana. Dicen que es la empresa cazatesoros
más famosa del mundo y la más potente (no escatima gasto alguno: su robot
especial ROV cuesta más de 30.000 euros). Ahora, acaba de conseguir el
beneplácito del Gobierno español para buscar bajo las aguas del Estrecho de
Gibraltar el HMS Sussex, un galeón de bandera británica que se hundió en 1694. Un barco que, según la historia oficiosa, alberga en su
bodega entre 3.000 y 4.000 millones de euros de hoy en día (repartidos en 10
toneladas de monedas de oro y 100 toneladas de plata) que, en principio, iban
destinados al Duque de Saboya para que apoyara a la corona inglesa ante
Francia. Pero se topó con el viento duro de Levante a la salida de Gibraltar un
17 de febrero y se fue a pique con sus más de 500 tripulantes (sólo dos
sobrevivieron) después de tres días de tormenta. Por lo que se ve, no estaba
preparado para un oleaje como el del Estrecho con una carga tan pesada. La
leyenda cuenta que el cadáver de su capitán, sir Francis Wheeler, apareció en
la playa unos días después con la ropa de dormir aún puesta. Aguas nacionales No nos engañemos y dejemos un rato las leyendas en las
profundidades marinas. Si los piratas abordaban por una cuestión de
supervivencia avara, los cazatesoros actuales sólo buscan el dinero y, como la
Odyssey, contentar a sus accionistas en la Bolsa de Nueva York. Es lógico. Si observamos la cotización de la empresa
submarina vemos cómo una acción que andaba decaída ha conseguido un buen
empujón en las últimas semanas. La explicación es simple: a finales de marzo,
el Ministerio de Asuntos Exteriores español autorizó, después de años de peleas
jurídicas y discusiones soberanas, a la Odyssey la exploración de una zona
situada a nueve millas de la playa de la Atunara (La Línea, Cádiz) para
corroborar si lo que ellos dicen que es el HMS Sussex es, en efecto, el HMS
Sussex. Pero sólo para verificar la identidad del casco. No para nada más. Porque aquí nos topamos con la
legislación internacional. "El problema de la Odyssey es que lleva años
explorando la zona sin autorización con una arrogancia inadmisible" Tampoco anda muy contenta la Junta de Andalucía, que es quien
tiene la última palabra sobre patrimonio histórico. El problema es el mismo: la
falta de control que existe sobre las empresas de búsqueda submarina. "Porque, desde luego, no son arqueólogos, sino
simples cazatesoros que lo único que quieren es sacar tajada", denuncia
Javier Noriega, de la empresa de arqueología subacuática Nerea, una compañía
spin off (investigadores privados vinculados a una universidad; en este caso,
la de Málaga) especializada en denunciar la actividad de los buscadores de
barcos hundidos en nuestras aguas y la falta de medios (y acaso de interés) de
las Administraciones para poner freno. El negocio del arte robado Los expertos estiman que las empresas privadas le llevan
30 años de ventaja en tecnología e infraestructura al sistema público. Ya
decíamos que más el 90 por ciento de los hallazgos submarinos que se descubren
habían sido expoliados antes de que llegara a ellos un equipo oficial. De
hecho, el mercado negro de arte rescatado de las aguas mueve unos 3.500
millones de euros al año. Sin embargo, aún queda mucho botín por conquistar. Sólo en
el litoral andaluz hay más de 700 galeones con una carga media de tesoros que
ronda los tres millones de euros cada uno. Algo que sucede igualmente en el Caribe y en todo el
litoral de Estados Unidos y Centroamérica, que es donde naufragaban las coronas
pasadas. La Unesco cree que hay tres millones de embarcaciones hundidas en todo
el mundo y 50.000 sólo en el litoral americano. El antecedente de Virginia Dos de estas naves, la Juno y la Galga, fueron encontradas
cerca de las costas de Virginia por unos cazatesoros, que pretendieron hacerse
con toda su carga de valor. Por lo general, nadie conoce que un cazatesoros
actúa. Pero entonces trascendió y se probó que ambos navíos tenían bandera
española. El Gobierno denunció la exploración empresarial y reclamó su carga.
Tras meses y meses de litigios, el Supremo de Estados Unidos nos dio la razón y
estableció que los legítimos propietarios de un barco hundido es el Estado al
que pertenezca su pabellón, independientemente de donde esté y del tiempo que
haya transcurrido. Desde entonces, ésta es la jurisprudencia en la que se
sustentan acuerdos internacionales como el que promueve la Unesco (ratificado
por España y que aún no ha entrado en vigor). La organización dependiente de la
ONU quiere dejar claro también que cualquier rastreo bajo el mar deberá hacerse
por razones arqueológicas y culturales. Nunca por un motivo económico. "Que eso, precisamente, es lo que persigue la Odyssey
con la HMS Sussex", denuncia el profesor Mariano Aznar. A lo que añade:
"Nadie discute que este barco y su carga pertenecen al Gobierno británico,
pero, sobre todo, primero deben probar que se trata del Sussex". Un extremo que no está nada claro, porque la Odyssey no ha
presentado pruebas concluyentes (la campana del galeón, con su nombre grabado,
suele ser el objeto más irrefutable) y nadie sabe si, ya que se ha gastado
miles de euros en la misión, rescate lo primero que vea, sin importar de qué
barco se trate. Se podría decir que la Odyssey ha tenido mala suerte de que
todos los focos se hayan girado hacia ella y su exploración, amparada por un
acuerdo secreto con el Gobierno británico por el que se repartirían los
beneficios (Gran Bretaña apoya oficialmente la tesis de respetar en primer
lugar los valores patrimoniales. O se podría decir que, una vez más, los cazatesoros se han
hecho con la suya, porque el dinero caerá en su zurrón (la mitad, por lo
menos). Aunque... ¿quién dice que tanta repercusión mediática convierta al
Sussex en el último galeón expoliado impunemente, al menos, ante los ojos de
todos (otra cosa es lo que hacen a escondidas)? Nacería entonces la maldición
del Sussex. Lo que es otro cuento de piratas... Fuente: Álex Medina R. / El
Economista.es, 1 de mayo de 2007 |
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