Así lo confirman las piezas de sílex halladas
por el arqueólogo Matthew Pope, de Colegio
Universitario de Londres, en un yacimiento situado al
oeste de Sussex, en Inglaterra.
El lugar fue
descubierto en 1900. Durante la construcción de una casa
monumental conocida como Beedings salieron a la luz unos 2.300
utensilios de piedra perfectamente conservados. Durante mucho
tiempo se pensó que se trataba de
falsificaciones.
Tantos estas piezas como los
sedimentos entre los que se hallaban fueron conservados en un
museo y sólo recientemente se ha conocido su importancia para
conocer el desarrollo tecnológico de los neandertales en el
norte de Europa en la última etapa de su
existencia.
Investigadores españoles, expertos en estos
antepasados europeos, recuerdan que herramientas similares, e
incluso más sofisticadas, ya se han encontrado en zonas más al
sur del continente, entre ellas la cornisa cantábrica, si bien
no habían aparecido en Reino Unido.
Fue el investigador
Roger Jacobi, del Proyecto Británico sobre Antiguas
Ocupaciones Humanas, el primero que demostró que parte del
material de Beedings tiene fuertes similitudes con otras
herramientas encontradas en Europa y datadas hace entre 35.000
y 42.000 años.
En aquellas lejanas fechas no hay
indicios de que el "Homo sapiens" hubiera llegado hasta las
islas británicas, por lo que todo apunta a que eran utensilios
realizados por neandertales sólo unos milenios antes de su
desaparición definitiva.
De hecho, las piezas más
sofisticadas estaban laminadas, como fileteadas, como si
fueron puntas de lanza; pero en el mismo lugar había también
herramientas más antiguas, como cabezas de hacha, más típicas
de los neandertales.
Para el paleontólogo español, José
Carrión, de la Universidad de Murcia, el anuncio de este
hallazgo por parte de la universidad inglesa "no tiene nada de
particular, salvo que se trata de Reino Unido y que confirma
que aquellas poblaciones humanas eran más inteligentes de lo
que se creía".
Carrión explica que en aquella época,
los neandertales se movían de sur a norte, en función de los
cambios en el clima. "Está claro que evolucionaron en ambos
lugares para adaptarse a un entorno en el que cada vez había
menos bosques y los animales eran más grandes, como mamuts o
rinocerontes lanudos, por lo que necesitaban armas pequeñas
que pudieran lanzar sin ser olidos, como también haría el
"Homo sapiens".
Autor: Rosa M. Tristán
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