En su interior, el objeto contenía los
despojos óseos de un inmaduro, un niño de poca edad, en jerga
arqueológica. Sus restos están siendo sometidos al preceptivo
examen por Cristina de Haro, anatomopatóloga perteneciente al
equipo formado in situ por la Dirección General de Patrimonio de la Consejería
de Cultura de la Comunidad de Madrid y al que pertenece el
arqueólogo responsable de esta actuación, Luis Fernández.
Mientras los huesos infantiles, altamente
pulverizados, permanecen en laboratorios del Gobierno
regional, el recipiente que los alojaba, un sarcófago de unos
100 kilos de peso y 1,30 metros de longitud, por 40
centímetros de anchura y medio metro de espesor, en plomo muy
erosionado en su parte inferior, fue enviado a la sede del Museo Arqueológico Regional en Alcalá de
Henares. Su director, Enrique Baquedano, recibió el envío
al frente de su equipo de especialistas. "Los restos han de
ser primero examinados y consolidados con productos especiales
que no alteren su naturaleza", explica.
Allí, un equipo
de facultativos examinó el ataúd, que presenta la
particularidad de tener en las tapas de ambos extremos sendas
cruces de brazos iguales, rematados en sus extremos por otros
tantos prismas. Ello lleva a los arqueólogos a datar el
hallazgo en torno al siglo V de nuestra era, ya que fue a
partir de entonces cuando se generalizó el uso de emblemas
cristianos en los enterramientos.
Según Soledad Gil,
arqueóloga que ha asistido a las tareas de extracción de este
sepulcro infantil, en el mausoleo de Arroyomolinos permanece
aún enterrado otro sarcófago. Otras fuentes informan de que el
peso de este otro ataúd metálico es de unos 800 kilos de peso,
igualmente fabricado en plomo, en el que se sabe que se
encuentran más restos y se presume que contiene huesos de un
adulto. Entre uno y otro sarcófago se han hallado restos de
entre seis y siete difuntos más allí sepultados.
El
mausoleo se encuentra situado en una explanada a la entrada de
Arroyomolinos por el este. Sobre este solar, donde otros
restos señalan la presencia de un enclave habitado coetáneo
del mausoleo, se proyecta la construcción de un gran espacio
comercial.
El panteón formaba parte de un conjunto más
amplio. Su propio porte permite a los arqueólogos deducir que
pudo tratarse del panteón de un patricio, pater familias
local. Se trata del primer hallazgo de estas características
encontrado en la región de Madrid, donde los enterramientos
romanos son altamente infrecuentes. Alcalá de Henares es quizá
el enclave regional con mayor presencia de vestigios romanos,
que también se encuentran en Valdetorres del Jarama, Titulcia,
Villamanta, Cenicientos y San Lorenzo de El Escorial. Los
hallazgos de restos procedentes de la etapa romana, que son
tardíos respecto a los iniciales hallados en España a partir
de 218 antes de Cristo, en el centro de la Península suelen
encontrarse en las riberas de los ríos.
El yacimiento
encontrado en Arroyomolinos se halla situado a escasa
distancia de un río que riega la zona.
Autor:
Rafael Fraguas
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