El trabajo, realizado sobre restos fósiles ya
conocidos, anteriormente, ha revisado, de nuevo, la antigüedad
estimada de los huesos del «Homo erectus» de
Zhoukoudian, conocido popularmente como el «Hombre de
Pekín».
Los datos obtenidos durante la investigación
indican, en efecto, que aquellos antiguos homínidos vivieron
en esta región en los periodos glaciales e interglaciares, un
hecho relevante y que podría modificar sustancialmente las
ideas que hoy manejan los paleontólogos sobre el momento en
que se produjeron las primeras migraciones humanas al
continente asiático.
Descubiertos a principios de la
década de los 20 del pasado siglo en una cueva en Zhoukoudian,
cerca de la capital china, los fósiles del «Hombre de Pekín»
fueron asignados, tras numerosos estudios y comparaciones
anatómicas, a la especie Homo erectus. El yacimiento,
situado en el interior de una cueva, ha proporcionado hasta el
momento restos de cuarenta individuos diferentes. Por ello,
está considerado como la fuente más importante que existe en
el mundo sobre esta antigua especie humana.
Hasta el
momento, los investigadores han venido utilizando distintas
técnicas para datar los fósiles que se van descubriendo en
diferentes zonas del mundo, pero los hallados en el interior
de cuevas han sido siempre mucho más difíciles de datar que
los que aparecen en otros lugares.
Ahora, y utilizando
un método de datación de fósiles relativamente nuevo, basado
en la descomposición radioactiva de los isótopos de aluminio y
berilio en granos de cuarzo, el equipo de investigadores
dirigido por Guanjun Shen, de la ya citada Universidad
Normativa de Nanjing, ha conseguido una datación mucho más
precisa que las que se habían llevado a cabo hasta
ahora.
Los resultados de sus análisis fecharon los
descubrimientos en unos 780.000 años de antigüedad, lo que
supone añadir unos 200. 000 años más a lo estimado
anteriormente, e indican la presencia de homínidos en esa zona
del planeta en los ciclos glaciales e interglaciares. Según
los científicos, los resultados ayudarán a desarrollar una
cronología más fiable de la evolución humana al Este de
Asia.
Con un cráneo mucho más duro y grueso que el de
los hombres actuales, Homo erectus (llamado así por
su postura erguida) tenía una capacidad craneal entre los 650
y los 1.250 centímetros cúbicos (la nuestra está entre los
1.110 y los 1.800 centímetros cúbicos), y medía entre 1,45 y
1,80 metros de altura. Su forma de caminar, analizada con todo
detalle a partir de las huellas encontradas, era muy similar a
la nuestra. Utilizaban herramientas de piedra y se
caracterizaban por un torso grueso y en forma de barril, mucho
mayor que el nuestro.
Autor: José Manuel
Nieves
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