La
Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH cumple tres décadas este
2010.
No sólo sentando
las bases para el desarrollo de esta disciplina en México, sino convirtiendo
al país en punta de lanza para América Latina, por considerar al patrimonio
cultural sumergido un legado cultural y no tesoros negociables, lo que le ha
valido el respeto de la comunidad internacional.
Durante 2009, México tuvo una activa participación para conseguir, junto con
otras 26 naciones, importantes avances en el seno de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en favor
de esta joven disciplina, de menos de 50 años, y de la conservación del
patrimonio sumergido.
El primer logro se dio al iniciar 2009, cuando el 2 de enero entró en vigor
la Convención para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la
UNESCO, instrumento legal que obliga a sus Estados Parte a no negociar este
legado con los llamados "buscadores de tesoros", que operan en las
aguas de todo el mundo, misma que México ratificó en 2006.
Asimismo, en diciembre, la Convención integró el primer Consejo Consultivo
Científico y Técnico que servirá para establecer una cooperación
internacional y transferencia tecnológica, dar asesoría directa y apoyar en
la formación de cuadros humanos para la investigación y protección del
patrimonio sumergido, principalmente a través de la no negociación con
buscadores de tesoros.
El Consejo quedó formado por 11 especialistas del más alto nivel en materia
de arqueología y leyes, entre los que se encuentra Pilar Luna Erreguerena,
investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH-Conaculta), pionera en el estudio del patrimonio cultural subacuático
en México.
Para Luna
Erreguerena esta elección es un reconocimiento internacional a la labor que
el país ha desarrollado en el campo de la Arqueología Subacuática, a partir
de la creación del área dentro del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH Conaculta) en el año 1980, lo cual propició que mucho antes
que en otras naciones del continente, aquí se empezaran a desarrollar
proyectos de investigación propios.
"La trayectoria científica de México, que llega a los 30 años este 2010,
junto con su postura siempre clara de ver a los vestigios sumergidos como
legado cultural y no como tesoros negociables, ha propiciado que sea punta de
lanza para Latinoamérica y que se haya ganado el respeto de la comunidad
internacional".
La arqueóloga destacó que desde el año 1982, México es miembro de los
consejos internacionales del patrimonio cultural sumergido —en los que
ella representa al país— cuya trayectoria ha sido transparente y firme.
Entre ellos destaca el Comité Científico Internacional de ICOMOS para la
Protección del Patrimonio Cultural Subacuático (ICUCH), que integra a los
especialistas más reconocidos en este campo.
Dijo que la creación del nuevo Consejo Consultivo ayudará a llevar a más
Estados a adherirse a la Convención para la Protección del Patrimonio
Cultural Subacuático, donde se marcarán los estándares con que se debe
trabajar y actuar respecto a este tipo de vestigios, de tal suerte que se
evite la intervención de los "piratas modernos2 que navegan por el mundo
en busca de los tesoros hundidos en el mar por los piratas de antaño, con la
finalidad de acaparar riquezas monetarias sin importarles la destrucción de
la historia.
Respecto de esta situación, la arqueóloga especificó que hay diferentes
grados de conciencia en los países que cuentan con este tipo de bienes
culturales, desgraciadamente hay algunas naciones que sí se prestan a
colaborar con los buscadores de tesoros, muchas veces sorprendidos por la
astucia con que actúan para convencer y obtener los permisos de exploración
marina.
Recordó que en las aguas marinas de América yace un patrimonio común que data
desde el siglo XVI, formado por los galeones y navíos que zarparon de España
a América y viceversa, y que en su tránsito naufragaron o fueron hundidos por
piratas. Pero en términos de lo más antiguo, en los cenotes y cuevas
sumergidas de México se encuentran restos prehistóricos tanto humanos como
animales, así como vestigios de culturas prehispánicas.
Pilar Luna dijo que a nivel personal se siente profundamente agradecida por
la distinción que le hace su propio país, el INAH y la comunidad
internacional, al aceptar su candidatura para formar parte de ese Consejo en
su creación. Señaló que es un nuevo reto que significa más trabajo, pero lo
toma con gran gusto porque "en la arqueología subacuática es en donde
está su vocación, su pasión y su servicio".
Pero los logros de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH no
solo se dieron a nivel internacional. En la barrera arrecifal de Banco
Chinchorro, ubicada en Quintana Roo, se logró un avance en el registro de 68
sitios donde se han hallado vestigios de pecios de los siglos XVI al XXI, que
representan seis siglos de historia de las rutas de navegación en el mar
Caribe.
En la profundidad de varios cenotes de Yucatán, han sido hallados docenas de
cráneos prehispánicos mayas, rifles de la época colonial y cerca de medio
centenar de vasijas.
Lo anterior como
resultado de la exploración y registro en cinco espacios subterráneos
inundados, mismos que fueron integrados al Atlas Arqueológico Subacuático
para el Registro, Estudio y Protección de Cenotes de la Península de Yucatán,
con los cuales suman ya 28 los sitios de este tipo con evidencias culturales.
Ahora, con motivo de las tres décadas de la Subdirección de Arqueología
Subacuática, ya está en proceso la organización de diversas actividades
conmemorativas, entre las que destaca la edición de un cuento para niños y
otras publicaciones de divulgación científica.
Y se espera la primera reunión del Consejo Consultivo para el primer
trimestre del año, en Cartagena, España, donde, dijo Pilar Luna, se encuentra
un museo de arqueología subacuática que no ha tenido el gusto de conocer.
"Podría servir de ejemplo para crear espacios similares en México, para
exposiciones temporales, itinerantes o museos rodantes, con la vocación de
llevar esa información al gran público para su conocimiento y disfrute, de
tal modo que empiece hacer suya la arqueología subacuática, que es una
disciplina muy joven pues aún no llega a 50 años", manifestó.
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