La
primera, que se trataba de una mezcla mucho más resistente, con altas condiciones para durar en el
tiempo. Además, la forma en que los romanos fabricaban su hormigón es
mucho más ecológica que los procesos mediante los cuales se fabrica en la
actualidad el material, cuya base principal es el cemento Portland. Más
allá de la curiosidad histórica del hallazgo, la investigación supone un
avance notable. La aplicación real del estudio podría mejorar de forma
significativa la calidad de uno de los materiales de construcción por
excelencia en la actualidad, y no sólo en términos de su composición sino
también en el ámbito ecológico. Según los datos ofrecidos por los
científicos en el comunicado mediante la que han difundido su
investigación, el 7% de las emisiones de dióxido de
carbono a la atmósfera provienen de la fabricación de este tipo de
cemento.
UNA COMPOSICIÓN PERFECTA
El problema del cemento Portland, según los investigadores, es que en su
proceso de fabricación se libera una gran cantidad de dióxido de carbono
al calentarse, a más de 1.400 grados centígrados -a través de la quema de
combustibles fósiles en la
mayoría de los casos, aunque las organizaciones ecologistas tratan de
evitarlo- uno de los principales componentes químicos de la mezcla, el
carbonato de calcio.
Las principales diferencias del hormigón romano, en cuanto se refiere al
proceso de combustión, es que su mezcla incluye una cantidad menor de cal
y requiere una menor cantidad de combustible, además a una temperatura
también inferior, rondando los 900 grados centígrados. En lo referente a
la mezcla, su ingrediente estrella -no secreto-, que ya se utiliza hoy en
día, aunque hasta ahora no se había podido conocer su comportamiento a
largo plazo, como en las estructuras romanas, son las rocas y cenizas
volcánicas, cuyos resultados en las obras de ingeniería en contacto con
el agua marina han sorprendido a los investigadores. De hecho, ésa es la
parte más relevante de su estudio: la reacción química del hormigón
romano en contacto con el mar crea una estructura de enlaces de una gran
resistencia.
En ese sentido, los científicos han destacado que las construcciones
modernas basadas en hormigón comienzan a dar señales de desgaste a partir
de los 50 años, y que están concebidas para durar alrededor de un siglo y
medio, un periodo que resulta ridículo en comparación con algunas obras
de ingeniería levantadas durante el Imperio Romano, que han resistido
miles de años de agresiones químicas, en entornos "tan agresivos
como los marinos", ha explicado la profesora Marie Jackson, parte
integrante de la investigación.
PUZOLANA, EL SUSTITUTO DEL
CEMENTO PORTLAND
Históricamente, se considera a Marcus Vitruvius Pollio, autor del tratado
sobre arquitectura De architectura
libri decem, como el padre del hormigón sobre el que se
construyó el Imperio Romano. Las obras de ingeniería civil de la
civilización que dominó Occidente han trascendido la historia,
convirtiéndose en ejemplo de admiración
para las generaciones posteriores. El hormigón también forma parte de esa
leyenda dorada. "Se trata de uno de los materiales de construcción
más duraderos, y no nació por accidente. El transporte era básico para la
estabilidad política, económica y militar para el Imperio Romano, por lo
que la construcción de puertos duraderos era fundamental", añade la
profesora Jackson. En las recetas del propio Vitruvius, y también de
Plinio el Viejo, para fabricar el mejor hormigón, existen referencias a
las cenizas volcánicas abundantes en la región del golfo de Nápoles, cerca de la localidad de Pozzuoli. El hecho de
que no se trata de un componente misterioso lo demuestra que se está
utilizando en algunas mezclas actuales, en sustitución parcial del
cemento Portland.
El problema es que las cenizas volcánicas no abundan en el planeta, por
lo que la vía romana
no sería efectiva, simplemente por la escasez de la materia prima, para
sustituir la exigente, en términos cuantitativos producción actual de
cemento Portland. No obstante, los científicos han comprobado que el
mineral de nombre puzolana, en este caso muy abundante en el mundo, posee
propiedades similares a las
cenizas volcánicas. Según las estimaciones de los investigadores, su
utilización en los procesos de fabricación del hormigón podría cubrir el
40% de la demanda de cemento Portland en el mundo. No es casualidad que
la principal fuente de financiación de esta investigación proceda de
Arabia Saudita, donde existen grandes excedente de puzolana.
Autor: David Pérez
|